En 1904, durante uno de nuestros paseos por los alrededores de Aix, le pregunté a Cézanne:
(...)
-Es usted un nuevo Descartes, quiere olvidar a sus predecesores para reconstruir el mundo en usted mismo.
-¡Yo no sé quien soy! Pero como pintor, debo ser un ojo original.
(...)
-¿Pero sobré qué basaría usted su óptica, maestro?
-Sobre la naturaleza
-¿Qué significado le da a esta palabra? ¿Habla de nuestra naturaleza o de la naturaleza en sí misma?
- De las dos
(...)
-Esto nos plantea el problema capital: ¿hay que pintar lo que vemos, tal como creemos verlo, sin más, o es preciso recibir una educación teórica, similar a la métrica de los poetas, que nos permita crear obras propias...?
- Me inclino por lo primero; la visión real del mundo todavía no se ha escrito; el hombre se ha buscado demasiado a sí mismo en todo lo que ha hecho.
- ¿Acaso no es el hombre la inteligencia?
-Me vuelvo hacia la inteligencia del Pater Omnipotens y me digo: ¿qué puedo hacer yo mejor que Él? Entonces me esfuerzo por olvidar a nuestros ilustres predecesores y sólo pido el conocimiento de la Creación.
- Ya veo (...) es un acto de sumisión. de humildad, con el cual usted espera llegar a la virtud.
- No estoy acostumbrado a reflexionar tanto.
(...)
- Entonces, ¿rechaza usted toda posibilidad de creación?
- La copia de la Creación me basta.Los que han creído imaginar se han negado a sí mismos.
(...)
-Vuelvo a la opinión de Pascal: ¿para qué rehacer lo que Dios ha hecho tan bien?
- ¿Podemos hacerlo mejor que Él?
(Publicado en el número 32 de la revista L'Occident, julio de 1904, traducción de Paul Châtenois)
El tiempo y la reflexión van modificando poco a poco nuestra mirada, hasta que finalmente alcanzamos la comprensión. [...] El estudio modifica nuestra mirada hasta tal punto que las teorías anarquistas del humilde y colosal Pisarro parecerían ser ciertas.
Carta a Êmile Bernard, Aix 1905
¡Ha que ver la obra de Dios! A eso me dedico
Palabras recogidas por Jules Borély (poeta), Aix, julio de 1902
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