A veces, con humor prosaico, nos parece que la vida no será
más que algunos días como los que ya hemos vivido, que no se verá alterada por
más amigos y amistad, sino, probablemente, cada vez por menos. Así como, tal
vez, anticipamos el final del día antes de que acabe, cerramos las
contraventanas y con una resignación desalentada comenzamos la estéril noche
cuyo final improductivo vemos claramente, creemos desanimados que lo que queda
de vida es esta experiencia repetida cierto número de veces, y así sería, si no
fuera por la facultad de la imaginación.
HDT (Diario 13 de febrero de 1859, de “Escribir (Una antología),
Henry David Thoreau”, Edición y traducción de Javier Alcoriza, Antonio Casado da Rocha y
Antonio Lastra)
El verano siguiente ví un barco de Chatham dragando en busca
de anclas y cadenas en esta orilla. Tenía sus botes en la tarea mientras
tanteaba alrededor con sondas y, cuando
cualquier cosa era encontrada, tiraba para depositarla sobre la borda-Es
un empleo singular, en el cual son contratados y pagados regularmente hombres
por su industria, capturar hoy con buen tiempo las anclas que se han perdido-la
fe y esperanza hundida de los marineros, en las cuales confiaron en vano,
ahora, quizás, es la oxidada ancla de algún viejo barco pirata o de un pescador
del Norte, cuyo cable se partió aquí hace doscientos años, y ahora la mejor
ancla de proa de un barco de Canton o California, que ha zarpado a su negocio.
Si las rutas del océano espiritual pudieran ser dragadas
así, ¡qué arpones oxidados de esperanza y cadenas de fe partidas podrían ser
izadas de nuevo a bordo!.Suficientes para hundir el barco del descubridor, o
para aprovisionar nuevos navíos hasta el fin de los tiempos.El fondo del mar
está hendido con anclas, algunas profundas y otras superficiales, y
alternativamente cubiertas y descubiertas por la arena, quizás con un corto
cable de hierro todavía unido- ¿dónde está su otro extremo?.Muchos relatos para
ser continuados en otra ocasión. Así, si tuviéramos cámaras de buceo adaptadas a
las profundidades espirituales, veríamos anclas con sus cables unidos, tan
gruesos como anguilas en vinagre, todos ondulando en vano hacia su punto de
amarre. Pero no es ningún tesoro para nosotros lo que otro hombre ha perdido,
por el contrario debemos buscar lo que ningún otro hombre ha encontrado o puede
encontrar- no ser hombres de Chatham, dragando en busca de anclas.
HDT (Cape Cod, The Highland Light, traducción Guillermo
Ruiz)
Lighthouse illustration: Jeremy
D'Entremont,
of the New England
Lighthouses
website, reports that the lighthouse engraving was published in 1856.
"The
lighthouse was rebuilt in 1857, so it seems likely that the lighthouse
familiar to Thoreau was the 1831 brick tower depicted in that
engraving."
No hay anclas.Ni ajenas ni propias.El hallazgo de algo propio no es ningún ancla. Solo un resultado de la imaginación que continua por otros medios y en otros tiempos.
Por esto, entre otras razones, "el poeta escribe la historia de su cuerpo" (HDT, 29 de septiembre de 1851, obra citada)