DIARIO 3 DE FEBRERO DE 1859
Cinco minutos antes de las 3 P.M.Padre murió.
Cinco minutos antes de las 3 P.M.Padre murió.
Después de una enfermedad de casi dos años, yendo a la ciudad en el buen
tiempo, haciendo negocios de vez en cuando, cavando un poco en el jardín, etc,
Padre se dirigió a su cuarto el 13 de Enero y no volvió a bajar. La mayor parte
del tiempo anterior tosió y expectoró mucho. Últimamente no tosía, pero
continuó la expectoración. Siguió sentándose en su cuarto hasta una semana
antes de su muerte. Se incorporó un rato el Domingo, cuatro días antes de su
muerte. En general permaneció muy silencioso durante meses. Estuvo muy
consciente hasta el final y su muerte fue tan fácil que no hubiéramos sido
conscientes de que estaba muriendo, aunque estábamos sentados alrededor de su
cama, si no hubiéramos mirado muy atentamente.
He tocado un cuerpo que fue cálido y flexible, ahora sin ocupante-¿calentado
por qué fuego? Cuándo el espíritu que animó la materia la ha abandonado, ¿qué
otra cosa la puede animar?
¡Qué resistentes son nuestros cuerpos después de todo!.Las formas de nuestros
hermanos y hermanas, nuestros parientes, hijos y esposas, yacen todavía en las
colinas y los campos alrededor nuestro, por no mencionar aquellos de nuestros
ancestros más remotos, y la materia que compuso el cuerpo de nuestro primer
padre humano todavía existe bajo otro nombre.
Cuando en la enfermedad el cuerpo es estragado, y la expresión del rostro es
alterada en diversas formas, percibes parecidos inesperados con otros miembros
de la misma familia, como si hubiera una similitud general mayor en la
estructura del rostro que en su rellenado y detalles.
Padre vino por primera vez a esta ciudad para vivir con su padre hacia el fin del último siglo, cuando tenía 12 años. (Su padre murió en 1801).Después fue a la academia Lexington (de Parker?) un breve período, quizás un año, y entonces a la tienda Deacon White como empleado; después aprendió el negocio de los bienes duraderos en una tienda de Salem (Tía J. me muestra una carta de él justo después de ir allí, fechada en 1807).Estuvo con un Hathaway. Cuando tenía 21, abrió una tienda propia en la esquina donde estuvo últimamente el ayuntamiento, un edificio amarillo, ahora trasladado y convertido en la casa de John Keyes.Le fue tan bien que Isaac Hurd entró en sociedad con él, en su perjuicio. Pronto se separaron, pero no se pusieron de acuerdo sin ir a los tribunales, donde mi padre ganó el caso, llevando sus libros al Tribunal. Después, creo, fue a Bangor, vendiendo a los indios (entre otros); se casó; vivió en Boston y escribe a las tías en Bangor en 1815 con John sobre su rodilla; se traslada a Concord (donde yo nací), después a Chemlsford, a Boston, a Concord de nuevo, y aquí permaneció. Madre vino por primera vez a Concord con aproximadamente la misma edad que mi padre, pero un poco antes que él.
Padre vino por primera vez a esta ciudad para vivir con su padre hacia el fin del último siglo, cuando tenía 12 años. (Su padre murió en 1801).Después fue a la academia Lexington (de Parker?) un breve período, quizás un año, y entonces a la tienda Deacon White como empleado; después aprendió el negocio de los bienes duraderos en una tienda de Salem (Tía J. me muestra una carta de él justo después de ir allí, fechada en 1807).Estuvo con un Hathaway. Cuando tenía 21, abrió una tienda propia en la esquina donde estuvo últimamente el ayuntamiento, un edificio amarillo, ahora trasladado y convertido en la casa de John Keyes.Le fue tan bien que Isaac Hurd entró en sociedad con él, en su perjuicio. Pronto se separaron, pero no se pusieron de acuerdo sin ir a los tribunales, donde mi padre ganó el caso, llevando sus libros al Tribunal. Después, creo, fue a Bangor, vendiendo a los indios (entre otros); se casó; vivió en Boston y escribe a las tías en Bangor en 1815 con John sobre su rodilla; se traslada a Concord (donde yo nací), después a Chemlsford, a Boston, a Concord de nuevo, y aquí permaneció. Madre vino por primera vez a Concord con aproximadamente la misma edad que mi padre, pero un poco antes que él.
Hasta donde sé, Padre, cuando murió no solo
fue uno de los hombres más viejos de Concord, sino quizás aquel más
familiarizado con sus habitantes, y la historia local y social de la calle en
la mitad de la ciudad de los últimos cincuenta años. Perteneció en un sentido peculiar
a la calle de la ciudad; adoraba sentarse en las tiendas o en la oficina de
correos y leer los periódicos del día. Pienso que recordaba más sobre los
tesoros (y miserias) de la ciudad de Concord hace cuarenta años, tanto por su
trato como comerciante como por su relación familiar con ellos, que cualquier
otro. Nuestros otros vecinos, ahora vivos o muertos recientemente, habían
venido a la ciudad más recientemente que él o habían vivido más alejados de la
masa de sus habitantes.
Algunos han hablado con desprecio de los
Indios, como una raza que tiene tan poca habilidad y sabiduría, tan baja en la
escala de la humanidad, y tan brutal que a duras penas merece ser recordada -usando
solo los términos “miserable” “despreciable” “lamentable” y otros similares. Al
escribir su historia de este país ha prescindido rápidamente de este deshecho
de humanidad (como podrían haberla llamado) que ensuciaba y profanaba la playa
y el interior. Pero incluso los animales indígenas son de interés inagotable
para nosotros. ¡Cuánto más entonces los hombres indígenas de América! Si
hombres salvajes mucho más parecidos que disímiles a nosotros han habitado estas
playas antes que nosotros, deseamos saber concretamente qué clase de hombres fueron.
Cómo vivieron aquí, su relación con la naturaleza, sus artes y costumbres, sus fantasías
y supersticiones. Remaron sobre esta agua, deambularon en estos bosques y tuvieron
sus fantasías y creencias vinculadas con el mar y el bosque, y que nos conciernen
tanto como las fábulas de las naciones Orientales. Frecuentemente sucede que el
historiador, aunque profesa tener más humanidad que el trampero, que el hombre de
la montañas o el buscador de oro, que dispara a uno como a una bestia salvaje,
realmente exhibe y practica una inhumanidad similar para con él, disparando con una pluma en lugar
de con una escopeta.
Uno te dice con más disgusto que piedad que
el Indio no tiene religión, con sus manos arriba, y esto para todos los de
mente superficial y retrógrada parece significar algo importante, pero es
comúnmente una distinción sin una diferencia. Pregunto, ¿cuánta religión más
tiene el historiador? Si Henry Ward Beecher
sabe más acerca de Dios que cualquier otro, si ha hecho algún descubrimiento de
la verdad en esta dirección, le daría las gracias por publicarlo en el
Silliman's Journal, con tan pocos adornos como fuera posible.
Es el espíritu de la humanidad, aquel que
anima a ambas, las naciones así llamadas salvajes y civilizadas, y no el el
hombre expresándose a sí mismo, el que nos interesa más. El pensamiento de una
tribu llamada salvaje es generalmente más justo que aquel de un único hombre
civilizado.
Percibo que morimos parcialmente a través de la aceptación de la muerte de cada uno de nuestros amigos o parientes cercanos. Cada una de estas experiencias es un asalto a nuestra fuerza vital. Constituye una suerte de maravilla que quienes han perdido tantos amigos todavía vivan. Después de mucho mirar alrededor de la cama de un amigo enfermo, nosotros también entregamos parcialmente su espíritu y llegamos a estar no menos identificados con este estado de cosas.
Percibo que morimos parcialmente a través de la aceptación de la muerte de cada uno de nuestros amigos o parientes cercanos. Cada una de estas experiencias es un asalto a nuestra fuerza vital. Constituye una suerte de maravilla que quienes han perdido tantos amigos todavía vivan. Después de mucho mirar alrededor de la cama de un amigo enfermo, nosotros también entregamos parcialmente su espíritu y llegamos a estar no menos identificados con este estado de cosas.
El escritor debe en alguna medida inspirarse
a sí mismo. La mayoría de sus frases pueden al principio yacer muertas en su
ensayo pero cuando todas son ensambladas alguna vida y color serán reflejados
en ellas desde las líneas maduras y logradas; parecerán pulsar con vida nueva y
él será capaz de suplementar su sentido perezoso y hacerlas dignas de sus
vecinas. En su primer ensayo sobre una tema dado, produce escasamente más que
un marco y fundación para su sentimiento y poesía. Cada pensamiento claro
que consigue dibuja en su recorrido muchos pensamientos divididos o
percepciones. El autor tiene mucho que hacer incluso creando un tema para
él mismo. La mayoría de lo que es escrito por primera vez de cualquier tema es
un mero palpar suyo, mera piedra fragmentada y fundación. Es solamente cuando
muchas observaciones de diferentes períodos han sido puestas juntas cuando
comienza a lograr su tema y puede hacer una observación pertinente y justa.
HDT
(traducción Guillermo Ruiz)
La paz de las cosas naturales
Cuando la desesperación crece en mí
y me despierto en la noche al menor ruido
Atemorizado de lo que mi vida y la de mis hijos puede ser
Me voy y me tiendo donde el pato del bosque
Reposa con su belleza sobre el agua
Y la gran garza se alimenta
Vengo a la paz de las cosas naturales
que no gravan sus vidas con la anticipación
de la pena. Vengo a la presencia del agua en calma
Y siento sobre mí las estrellas ciegas al día
esperando con su luz. Por un momento
descanso en la gracia del mundo, y soy libre
Wendell Berry
(traducción Guillermo Ruiz)