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Sunday, October 04, 2009




















TINTES OTOÑALES (III)

Este es especialmente el caso del poke o garget (Phytolaca decandra).Algunas que se encuentran bajo los riscos me cautivan con sus tallos púrpuras ahora y al principio de Septiembre. Me interesan tanto como la mayoría de las flores y son uno de los más importantes frutos de nuestro otoño.

Cada parte es flor (o fruto), tal es su superabundancia de color-tallo, rama, pedúnculo, pedicelo, petiolo e incluso desde la distancia las nervadas hojas púrpura amarillentas. Sus racimos cilíndricos de bayas de varios tonos, desde el verde al púrpura oscuro, de seis o siete pulgadas de largo, cuelgan graciosamente de todos los lados, ofreciendo alimento a los pájaros; e incluso los sépalos de los cuales los pájaros han tomado las bayas son un brillante lago rojo, con reflejos rojo-púrpura como llamas, igual a cualquier cosa de la misma clase-todos ardiendo con su maduración. De aquí viene “lacca”, de lago. Hay al mismo tiempo brotes de flores, flores, bayas verdes, púrpura oscuro o maduras, y estas flores como sépalos, todo en la misma planta.

Adoramos ver cualquier tono rojizo en la vegetación de la zona templada. Es el color de los colores. Esta planta le habla a nuestra sangre. Le pide al sol que brilla sobre ella que le haga mostrar su mejor ventaja, y debe ser vista en esta estación del año. En la parte soleada de las colinas sus tallos están maduros hacia el 23 de Agosto. En dicha fecha anduve a través de un bello bosque de ellas, de seis o siete pies de altura. Del lado de uno de nuestros riscos, donde maduran antes.

Hacia el suelo eran de un púrpura brillante y profundo con una floración, contrastando con las hojas todavía claramente verdes. Parece un gran triunfo de la Naturaleza haber producido y perfeccionado tal planta, como si fuera suficiente para un verano. A qué madurez tan perfecta llega. Es el emblema de una vida lograda concluida con una muerte no prematura, que es un ornamento para la Naturaleza.

¡Si nosotros maduráramos tan perfectamente, raíz y rama, brillando en la mitad de nuestra decadencia, como el garget!.Confieso que me excita verlas. Cojo una para bastón, porque apenas la agarro y me inclino sobre ella. Me encanta presionar las bayas entre mis dedos, y ver su jugo tiñendo mi mano.

¡Andar ente estos erectos y ramificados recipientes de vino púrpura, que retienen y difunden el brillo del ocaso, probando cada una con nuestro ojo, en lugar de contar las cubas en un muelle de Londres, qué privilegio ¡.Porque la vendimia de la naturaleza no está limitada al vino. Nuestros poetas han cantado el vino, el producto de una planta foránea que usualmente no han visto, como si nuestras plantas no tuvieran más jugo en ellas que los cantores.

De hecho esta ha sido nombrada por algunos la uva americana, y aunque nativa de américa, sus jugos son usados en algunos países extranjeros para mejorar el color del vino; así que el poetastro puede estar celebrando las virtudes del garget sin saberlo.

Aquí hay bayas suficientes para pintar de nuevo el cielo de la puesta y celebrar una bacanal, si quieres. Y que flautas serían sus tallos de color sangre, para ser usadas en la danza. Es verdaderamente una planta real. Podría pasar toda la tarde del año admirando los tallos de garget. Y quizá de entre estos podría surgir al fin una nueva escuela de filosofía o poesía. Dura todo Septiembre

Al mismo tiempo que el garget, o hacia el final de Agosto, un género para mí muy interesante de hierba, los andropogons, o beardgrass están empezando su maduración. Andropogon furcatus, beardgrass ramificada o llámala hierba púrpura dactilar; Andropogons scopariius, hierba púrpura del bosque y andropogon (ahora llamado Sorghum) nutans, hierba india.

El primero es una muy alta y estrecha hierba, de tres a siete pies de alta, con cuatro o cinco puntas púrpuras como espinas desplegándose desde la base. La segunda también es bastante estrecha, creciendo en macizos de dos pies de alto por uno de ancho, con los tallos algo curvos, los cuales, a medida que las puntas florecen tienen una vaga apariencia blanquecina. Estas dos son las hierbas que prevalecen en esta estación sobre los campos secos y arenosos y en las colinas.

Los tallos de ambas, por no mencionar sus bellas flores, reflejan un tinte púrpura, y ayudan a declarar la madurez del año. Quizás tengo la mayor simpatía por ellas porque son ignoradas por el granjero y ocupan suelos estériles e ignorados. Son altamente coloreadas, como uvas maduras, y expresan un madurez que la primavera no sugirió. Solo el sol de Agosto puede haber barnizado estos tallos y hojas.

El granjero hace tiempo que ha recogido su heno y no traerá su guadaña a donde estas hierbas salvajes y estrechas han florecido, siempre ves espacios de arena estéril entre ellas. Pero yo ando animado entre los macizos de la hierba india, sobre los campos arenosos, y en la frontera de los shrub-oaks, agradecido de reconocer a estos simples contemporáneos.

Con pensamientos que cortan un ancho espacio, los cojo. Con pensamientos de caballo rumiante los coloco en filas .El poeta de fino oído puedo ir el sonido de mi guadaña. Estas dos fueran las primeras hierbas que aprendí a distinguir, porque no supe por cuantos amigos estaba rodeado-los había visto simplemente como hierbas plantadas. El púrpura de sus tallos también me excita del mismo modo que el del garget.

Piensa qué refugio tienes, antes de que Agosto termine, del comienzo de las clases y de la sociedad que aísla. Puedo ocultarme entre los macizos de la hierba púrpura del bosque sobre los bordes de los Grandes Campos. Dondequiera que voy estas tardes, las dactilares hierbas púrpuras permanecen como una indicación, y dirigen mis pensamientos a senderos más poéticos que aquellos que últimamente han recorrido.

Un hombre puede quizás recorrer y pisotear plantas tan altas como su cabeza y no puede decirse que las conoce, aunque puede haber cortado toneladas de ellas, llenado sus establos con ellas, y alimentado su ganado durante años. Aún así, si en algún momento las considera favorablemente, puede ser vencido por su belleza. Cada planta más humilde, o hierba, como la llamamos, permanece allí para expresar algún pensamiento o humor nuestro, y aún así cuánto tiempo permanece en vano. He caminado por estos Grandes Campos muchos agostos, y nuca todavía reconocí suficientemente estos compañeros púrpuras que tenía allí.

En verdad he braceado contra ellos y los he pisoteado y ahora, al fin, ellos se yerguen y me bendicen. La belleza y la riqueza verdadera siempre son así de baratas y descuidadas. El cielo puede ser definido como el lugar que los hombres evitan. Quién puede dudar que estas hierbas, que el granjero dice que no le conciernen, encuentran alguna compensación en tu aprecio por ellas.

Puedo decir que nunca antes las ví, aunque cuando vengo y las miro cara a cara, allí me devuelven un brillo púrpura de años anteriores; y ahora a cualquier sitio que voy, difícilmente veo otra cosa. Es el reino y presidencia de los andropogons.

Incluso las misma arenas confiesan la maduradora influencia del sol de agosto, y pienso que junto con las hierbas ondeando sobre ellas, reflejan un tinte púrpura. Las arenas purpúreas. Tal es la consecuencia de este brillo solar absorbido por los poros de las plantas y de la tierra. Toda savia o sangre es ahora del color del vino. Al final no solamente tenemos el mar púrpura sino también la tierra púrpura.

La hierba india, creciendo aquí y allí en lugares baldíos, pero más rara que la primera (de dos a cuatro o cinco pies de altura) es todavía más bella y de colores más vivos que sus cóngeneres y muy bien podría haber cautivado el ojo indio. Tien un largo, estrecho y ligeramente ondulante penacho de flores amarillas y púrpuras, como un anuncio levantado por encima de su hojas rojizas.

Estos brillantes estandartes están ahora desplegados en las colinas distantes, no en grupos numerosos, sino en tropas dispersas de una fila, como los hombres rojos. Permanecen honestos y brillantes, representantes de la raza de la que reciben su nombre, pero en su mayor parte tan ignorados como ellos. La expresión de esta hierba me capturó durante una semana, después que pasé y la detecté, como el destello de un ojo. Permanece como un jefe indio dirigiendo una última mirada a sus territorios favoritos de caza.

HDT

(Traducción Guillermo Ruiz)


HIERBA INDIA





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