Elies Rogent, director de la Escuela de Arquitectura de Barcelona, dijo en el momento de otorgarle el título:
"Hemos dado el título a un loco o a un genio, el tiempo lo dirá"
LOS TÍTULOS NI DAN NI QUITAN NADA
¿Sabías que Gaudí concibió la basílica como un instrumento musical? De ahí se explicaría el número de torres y que, a cada una de sus fachadas, le asignara un sonido diferente que haría que el instrumento musical global que viniera a ser la Sagrada Familia se escuchara a más de 3 kilómetros de distancia.
La fascinación de Antoni Gaudí por la música está presente en muchos de sus escritos en los que él mismo afirmaba que el canto era "la expresión más sincera del ser humano".
No se puede entender la Sagrada Familia sin el componente musical que permite admirarla no solo con la vista sino también con el oído, ya que los órganos forman una parte muy importante de la basílica.
VN EJEMPLOAMARO era un santo ermitaño que por aquel tiempo vivía en el monte vida penitente. Cierta arde, hallándose en oración, vió pasar a lo lejos por el camino real a un hombre todo cubierto de polvo. El santo ermitaño, como era viejo, tenía la vista cansada y no pudo reconocerle, pero su corazón le advirtió quién era aquel caminante que iba por el mundo envuelto en los oros de la puesta solar, y alzándose de la tierra corrió hacia él implorando:
— ¡Maestro, deja que llegue un triste pecador!
El caminante, aun cuando iba lejos, escuchó aquellas voces y se detuvo esperando. Amaro llegó falto de aliento, y llegando, arrodillóse y le besó la orla del manto, porque su corazón le había dicho que aquel caminante era Nuestro Señor Jesucristo.
— ¡Maestro, déjame ir en tu compañía!
El Señor Jesucristo sonrió :
— Amaro, una vez has venido conmigo y me abandonaste.
El santo ermitaño, sintiéndose culpable, inclinó la frente :
— ¡Maestro, perdóname!
El Señor Jesucristo alzó la diestra traspasada por el clavo de la cruz :
— Perdonado estás : Sígueme.
— ¿Está muy lejos el lugar adonde caminas,Maestro?
— El lugar adonde camino, tanto está cerca,tanto lejos...
— ¡No comprendo, Maestro!
— ¿Y cómo decirte que todas las cosas, o están allí donde nunca se llega o están en el corazón?
(...)
Estaban llegando a la aldea cuando las campanas comenzaron a tocar por sí solas, y era aquel el anuncio de que llegaba el Señor Jesucristo. Las nubes que cubrían la luna se desvanecieron y los rayos de plata al penetrar por entre los ramajes iluminaron el camino, y los pájaros que dormían en los nidos despertáronse con un cántico, y en el polvo, bajo las divinas sandalias, florecieron las rosas y los lirios, y todo el aire se llenó con su aroma. Andados muy pocos pasos, recostada a la vera del camino, hallaron a la mujer que estaba poseída del Demonio. El Señor Jesucristo se detuvo y la luz de sus ojos cayó como la gracia de un milagro sobre aquella que se retorcía en el polvo y escupía hacia el camino. Tendiéndole las manos traspasadas, le dijo :
— Mujer, levántate y vuelve a tu casa.
(...)
— ¡Maestro, deja que restañe tus heridas!
EI Señor Jesucristo le sonrió: No puedo, Amaro. Debo enseñar a los hombres que el dolor es mi ley.
(...)
y lloró recordando la paz del sendero, la santa fatiga de los que caminan por el mundo con el Señor Jesucristo.
(...)
Entonces recordó las palabras del Maestro : ¡El dolor es mi ley!
(...)
arrastrándose llegó hasta la hoguera, y fortalecido escondió una mano en la brasa, mientras con la otra hacía la señal de la cruz. La mujer endemoniada desapareció. Albeaba el día. El santo ermitaño alzó la mano de la brasa, y en la palma llagada vió nacerle una rosa y a su lado al Señor Jesucristo.
La prosa de Valle es como un embrujo, un encantamiento, una ensoñación.
Las historias de Jardín Umbrío (Historias de santos, de almas en pena, de duendes y de ladrones) concluyen con una: