NO CUANTOS SON LOS ENEMIGOS, SINO DONDE ESTAN (Y III)
"Lo que es valiente, lo que es noble,
hagámoslo siguiendo el alto estilo romano"
Shakespeare
Cuando mi vista se dirige a las espléndidas masas de nubes, arrojadas en tal grandeza irregular por el firmamento, siento que su poderío se cierne sobre la vulgaridad de mi ocupacion.En vano el sol de la mañana y mediodía desafía al hombre y, mientras se oculta en su fortaleza de nubes en el oeste, le reta a similar grandeza en su vida.Desde su sencillez mira a las edificaciones, minaretes y fortificaciones doradas de la ciudad eterna y está satisfecho de ser un habitante de los suburbios, en el exterior de sus murallas.En vano buscamos sobre la tierra la grandeza de Roma, para coger el guante que los cielos nos arrojan.Idomeneo no habría dudado, en la frescura de la última mañana que nos abordó, como ocasión no propicia para desplegar en ella nuestro valor.En una tarde como esta, pienso, la flota griega atracó en la bahía de Aulis.¿Como si fuera para nosotros la víspera de una guerra de más de 10 años, una lucha cuyos resultados, retiradas de Aquiles e interferencias divinas poblaría de ilíadas toda una biblioteca?.Mejor tener el espíritu de prueba de la caballería errante, y si somos tan ciegos como para pensar que el mundo no es lo bastante rico en nuestros días como para ofrecernos un enemigo al que combatir con nuestras leales espadas y mazas de doble mango, golpear y desmembrar algún irreal fantasma de nuestro cerebro.En las pálidas y agitadas nieblas de la mañana,detectándolas tempranamente, y retirándose indolentes a su estancia diurna, veo la Falsedad ocultándose del pleno brillo de la verdad, y que de buen gusto podría aprovechar su retaguardia con lo primero que encuentre a mano.Nosotros también somos criaturas insignificantes a las que el sol puede echar, y sufrir que nuestro ardor se enfríe en la misma medida que el sol aumenta.Nuestra caballería andante de corta vida busca refugio en los humos y vapores de la noche, y regresamos a encontrar la humanidad con su dócil cara que predica la paz y una no resistencia como la de la paja que va por delante del huracán.No permitamos que nuestra paz sea proclamada por la errumbre de nuestras espadas, o por nuestra incapacidad de desenfundarlas, sino que hagamos que tenga tanto trabajo en sus manos como para conservar sus espadas brillantes y afiladas.Los mismos perros que estas noches ladran a la luna desde las granjas muestran mas heroísmo que el domesticado que se proclama en todas las exhortaciones civiles y sermones de guerra de nuestra era.Aquella noche y día, que debería gravarse indeleble en los corazones humanos, hay que aprenderla en las efemérides de los calendarios.Uno no puede maravillarse de los hábitos nocturnos de la raza, que no distingue cuando termina su día y empieza su noche, porque de la misma manera que la noche es la estación del descanso, sería difícil decir cuándo acabó su tributo y cuándo empezó su descanso.
A ella no
-regresa
el Día, o el dulce avance de la víspera o mañana,
o la visión del florecimiento primaveral, o de la rosa de verano,
o los rebaños, o multitudes, o el divino rostro humano,
sino solo la nube, y la oscuridad eterna
le rodea_
Así el tiempo discurre sin época ni era, y solo por la tradición conocemos la mitad de los logros de las mañanas y las tardes.Incluso la noche se avergüenza, y deja sus lágrimas en la antesala del día, de que los hombres no se apresten a abrazarlo y cumplir, con creces, la promesa dada en la juventud del tiempo.Los hombres son una mera circunstancia para ellos mismos, en lugar de hacer que el universo sea el testigo mudo de su humanidad, y que las estrellas olviden su música de las esferas y entonen un canto elegíaco, aquel heroísmo debería haber desertado de sus filas y marchado sobre la humanidad.
No es suficiente que nuestra vida sea fácil.Debemos vivir en el límite, retirándonos a nuestro descanso como soldados en la víspera de una batalla, mirando con ardor el despuntar de la aurora."No os sentéis en los asientos populares y en el nivel común de la virtud, sino buscar hacerlos heroicos.Ofrecer no solo ofrendas de paz sino holocaustos a Dios". Para el soldado valiente, el polvo y lujo de la paz son más difíciles que las pruebas de la guerra.Como nuestros cuerpos cortejan batallas corporales, y languidecen en el clima cálido y monótono de los trópicos, nuestras almas dan lo mejor de sí en la prueba y el descontento.El alma es un maestro más sabio que el Rey Federico, porque un valor verdadero somete a nuestros cuerpos a una prueba más dura que la que un granadero podría soportar.Nosotros también somos habitantes en el exterior del campo.Cuando el sol rompe la niebla de la mañana, me parece oir el sonido de la guerra más alto que cuando su carro tronaba en las planicies deTroya.Los delgados campos de vapor se difunden sobre los bosques, forman capas extendidas donde se desarrolla un alto torneo
delante, cada carro
aparta a los etéreos caballeros y baja sus lanzas
hasta que las legión más gruesa se cierra
Nos corresponde hacer de la vida una progresión continua y no ser derrotados por sus oportunidades.La corriente que primero recibió una gota del cielo debería ser filtrada por los acontecimientos hasta convertirse en manantial de mayor pureza y extraer un sabor más divino de los accidentes que atraviesa.¿Saldrán los hombres antes que el sol y no será el amanecer tan fresco, y con tal dignidad caminarán las montañas del este hasta el valle fértil de la vida con alto y sereno vigor desplegado en el medidodía, hacia un mejor y prometedor destino?. En los rojizos colores del poniente descubro los nacientes tonos de la aurora.Para mi hermano del oeste elestá saliendo tan puro y brillante como lo fue para mí, pero la tarde solo se exhibe con el día todavía detrás, la belleza que a través de la mañana y el cénit escapó de mí.¿No es lo que llamamos la atmósfera pesada de la tarde el resultado acumulado del día, que absorbe los rayos de la belleza y se muestra más ricamente que la promesa desnuda del amanecer?.Permítasenos buscarla y que por el tributo en el calor del mediodía consigamos un poniente rico y de fuego al atardecer
No necesitamos temer que el cielo colgará pesadamente cuando nuestra tarea esté hecha, porque nuestra tarea no es el resultado de una jornada de trabajo, depués de la cual un hombre deba pensar lo que hará a continuación para ganarse la vida, sino otra que, una vez que se empieza, solo finalizará cuando nada más quede por emprender en la tierra o el cielo.El esfuerzo es la pregorrativa de la virtud.No permitamos que la muerte sea el único objetivo de la vida, el momento en el que somos rescatados de la muerte a la vida.Y dispongámonos a trabajar, si es que algo a lo que todas las cosas contribuyen puede llamarse una tarea.No sufriremos porque nuestras manos pierdan una pizca de su habilidad cuando miremos su ruin jornal, pues sabemos que nuestra empresa no puede malograrse y que nadie estafará nuestro beneficio a no ser que no lo consigamos.
Nos toca más estar presentes aquí que dejar algo detrás de nosotros, puesto que si esto último debiera ser considerado, nunca es el resultado lo que los hombres alaban sino solo el mármol o el lienzo que están en lugar de su trabajo real.La mayor y más efectiva empresa puede no tener ningún resultado apreciable sobre la tierra, pero puede por sí misma dibujar los cielos con nuevas estrellas y constelaciones.Cuando en momentos únicos todo nuestro ser se esfuerza unido, en lo que llamamos una aspiración,podemos no esperar que nuestra empresa quede en el estudio de cualquier artista.La empresa más valiente, que en su mayor parte queda al margen de la historia, la que solo quiere la sobriedad de un resultado logrado, y la incertidumenre de una empresa haciéndose,es la vida de un gran hombre.Las devociones ocasionales son enajenaciones transitorias de uno mismo, puesto que se trata de un coraje con flujos y reflujos, el alma se encuentra ausente porque su empresa se transforma en indiferencia y cobardía, mientras que la devoción de un hombre valiente consiste en su integridad temporal.
Cada golpe del buril debe entrar en nuestra propia carne y huesos, es un mero idólatra y aprendiz de artista el que lo sufre para representarlo en el mármol, porque el arte verdadero no es meramente una consolación sublime, de día feriado, que los dioses han dado a los mortales enfermizos, sino una obra maestra como la que podría producir una habitante de las tierras llanas de Asia, con sesenta y diez años por lienzo y las facultades de un hombre por herramienta.Una vida humana donde podrías esperar descubrir más que la frescura de la aurora de Guido, o la suave luz de los paisajes de Tiziano.Ninguna pobre imitación ni rival alguno en la naturaleza, sino el original restaurado del cual la obra es un mero refeljo.Para una obra maestra como esta, todos los museos de Grecia e Italia son una mera mezcla de colores y un devastamiento preparatorio del mármol.
De tal clase entoces será nuestra cruzada que mientras inclina al corazón valiente y a la lucha como actividad, más que a la insinceridad e indolencia de la paz, ofrecerá un ejemplo tanto de calma como de energía.Tan despreocupada de la victoria como sin cuidado de la derrota.No buscando alargar la duración de nuestro servicio, ni acortarlo por una retirada, sino sabiamente aplicándonos a la campaña que tenemos delante.No permitamos que nuestra guerra sea aburrida y descortés, sino que una cortesía más alta esté presente en su alta caballerosidad, pero nunca en detrimento de sus obligaciones más exigentes ni de la disciplina más severa.Que nuestro campo pueda ser una palestra donde las energías y afectos latentes de los hombres puedan ejercitarse y contender, no en detrimento suyo sino para su mutuo ejercicio y desarrollo.
¿Qué fueron Godfrey y Gonzalo sino alentamos una vida en ellos y ponemos en vigor sus empresas como preludio de las nuestras?.El pasado es el lienzo sobre el que nuestra idea se dibuja, el borroso proyecto de nuestro campo futuro.Estamos soñando que hacer.Creo que oigo el sonido de la trompeta y el golpe de la coraza y escudo desde muchos rincones silenciosos del alma.El disparo de salida hace mucho que sonó y todavía no estamos en nuestras marcas.Permítasenos la premura de la mañana y la demora de la tarde.
HDT
Thoreau escribió "The Service" en 1840 (tenía entonces 23 años) y lo remitió a "The Dial" para su publicación.Fue rechazado por Margaret Fuller y no fue publicado en vida de Thoreau.Esta traducción sigue la versión inglesa publicada por The Library of America (Thoreau Collected Essays and Poems)
(Traducción de Guillermo Ruiz)
Dedicado a la memoria de Gonzalo Ruiz Ruiz
Lo que vive se conmemora a sí mismo
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