En un libro tuyo hay la siguiente anotación:
"Madrid-París Julio 1992
El cuadro "fin de jornada" de la catedral de Rouen en el Museo Marmottan y el recuerdo de mi padre en St. Germain L'Auxerrois"
Y también esta anotación contenida en el propio libro y reproducida por ti en su primera página:
"Quien busca el tribunal lo encontrará únicamente dentro de sí; allí es donde se dicta sentencia.Allí es donde está el escenario, un escenario más enorme y temible que el cosmos al que están enfocados los telescopios.Lo que está revelándose de manera apocalíptica es que todas las infinitudes en el tiempo y en el espacio son únicamente parábolas del propio abismo y del propio triunfo.Cada tribunal terrenal es, por el contrario, un lugar de tinieblas"
Ciertamente las anotaciones no provienen de ninguna desesperación
Elias Canetti escribió:
"TODO LO QUE ANOTAMOS CONTIENE TODAVÍA UN ÁPICE DE ESPERANZA, POR MUCHO QUE PROVENGA DE LA DESESPERACIÓN"
Esto aquí consignado previamente también:
El ruido del río
sonaba en mi oído.
El azul,
el verde
y el rojo del trigo
formaban un trino.
El río Milanos
cantaba en mis manos.
La lluvia caía,
las truchas saltaban,
el sol nos doraba.
Mi hijo pescaba,
su padre soñaba.
Gonzalo Ruiz Ruiz
Abril 1989
(Aquí 7 de enero de 2008)
Siempre presente,
siempre concesivo:
El agua de los años
lentos posa
Su soturna humedad
desde el venero
De tu fluvial conato
por lo vivo.
Estás. (En vano, azar
en torno acosa).
Emilio Alarcos Llorach
(Mester de poesía. Visor 2006)
(Aquí 1 de noviembre de 2008)
"Bendito sea
Dios, porque inventó el silencio,
Y el chirrido de la
chicharra,
Y el lagarto de
fastuoso traje verde
Y la brasa
hipnotizadora
(…)
Bendito sea Dios que
inventó el agua,
El agua sobre todo.
(…)
Bendito sea Dios que
inventó los prodigios
Que contaba mi padre
Perfumado de espliego
y tomillo
(…)
Maldito sea Dios
porque inventó a mi padre
Colgado de una rama de
olivo
Poco después de
recogerse la aceituna.
No puedo perdonárselo.
(…)
Bendito sea Dios que
inventó la memoria
Y que inventó el
silencio de este lugar aséptico,
Y las venas metálicas
ocultas en las que el agua espera
Unas manos liberadoras
que les devuelvan su canción
(…)
Mi padre descolgado
del olivo
Pronuncia con mis
labios las palabras totémicas,
Y se estremece este
recinto sagrado.
“¡Coño, joder, carajo,
a lavarse la cara, hostias!”
(…)
Y mi padre navega por
las aguas,
Le provoco, gritándole
desconsolado.
(…)
Ahogado, recuperado,
Navegante por los
canales de oro,
Vivo ya para siempre
(Jose Hierro, “Oración en
Columbia University”,de Cuaderno de Nueva York)
(Aquí el 14 de abril de 2012)
“Yo
no soy virtuoso por mis buenas obras. Soy virtuoso por naturaleza. He heredado
las buenas obras de mi padre. Paz a su alma.”
(Patrick Kavanagh: The Green Fool, páginas 199-200)
(Aquí el 27 de abril de 2013)
Y la luz de la catedral y del tribunal -de la otra cara- muestran la cadena del cumplimiento y la profecía en una anotación indeleble que está siempre escrita con la sangre de la vida:
"Así es también como la hora de la muerte marca el punto en el que la vida se convierte en profecía.La luz de la otra cara, la luz que procede del cumplimiento, da sentido a la vida.Ahora refulge lo que en ella era más hondo que la causa y el efecto"
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