EN EL CORAZÓN VIVO DE NUESTRAS CIUDADES
(PRIMO LEVI, ALMANAQUE)
SOMOS INVENCIBLES PORQUE SOMOS LOS VENCIDOS
INVULNERABLES POR CAÍDOS
(PRIMO LEVI, CANTO DEI MORTI INVANO)
DIARIO 14 DE MAYO DE 1852
La mayoría de los hombres son fácilmente transplantables de un lugar a otro, porque tienen tan poca raíz-ninguna raíz principal-, o porque sus raíces penetran tan poco, que puedes echarles una pala debajo y volverlos del revés, con raíces y todo.
HDT
(traducción Guillermo
Ruiz)
Diario 17 de Mayo de
1858
Llueve a ratos abundantemente mientras ando, pero veo a un granjero con sus
hijos, John Hosmer, todavía trabajando bajo la lluvia, inclinado terminando su
plantación. El está calándose lentamente, tranquilamente echando estiércol en
los surcos. La lluvia es buena para el pensamiento. A mí me resulta
especialmente agradable a medida que penetro en el bosque y oigo el calmante
goteo sobre las hojas. Me domicilia en la naturaleza. Los bosques son más como
una casa a consecuencia de la lluvia; los pocos sonidos suaves resuenan más
huecos en ellos; los pájaros brincan más cerca, los mismos árboles parecen
calmados y pensativos. Las nubes no son sino un alero más alto. Las nubes y la
lluvia me confinan a los objetos cercanos, la superficie de la tierra y los
árboles.
(traducción Guillermo Ruiz)
Mirado con delectación los árboles en el Parque Norte y en la calle y
recordado la frase de Proust:
Diario 2 de enero de
1841
Los arbustos de roble resonando en la fina y fría brisa son un fuego lento
que crepita. Tienen más calor que los pinos. El verde es un color frío.
La riqueza del perfil del bosque contra el cielo está en proporción al
número de intersticios distintos a través de los cuales la luz nos alcanza.
Cada aguja del pino blanco vibra nítidamente en la brisa, lo que en la
parte soleada da a todo el árbol un aspecto de espuma que brilla.
Hoy me pare un poco en el sendero para admirar como los árboles crecen sin previsión y al margen del tiempo y las circunstancias. Ellos no esperan como esperan los hombres-ahora es la edad de oro del árbol joven-Tierra, aire, sol y lluvia son ocasión suficiente.
HDT
(traducción Guillermo Ruiz)
Caminante,
mira este gran árbol y
mira a través de él,
eso puede bastar.
Pues hasta roto y
sucio, el árbol de las calles
es toda la naturaleza,
todo el cielo,
el pájaro en él se
posa, el viento se agita, el sol
dice allí la misma esperanza, a pesar de la muerte.
Filósofo,
ya que tienes la
suerte de tener el árbol en tu calle,
tus pensamientos serán
menos arduos, tus ojos más libres,
tus manos más deseosas de menos noche.
Yves Bonnefoy (traducción de Enrique Moreno Castillo)
(Primera vez aquí, 11 de marzo de 2018)
Una
ciudad necesita estos estimulantes inocentes de perspectivas brillantes y
animadas para mantener a raya a la melancolía y la superstición. Muéstrame dos
villas, una enramada de árboles e iluminada con todas las glorias de Octubre,
la otra un desperdicio meramente trivial y sin árboles, o con un solo árbol
para los suicidas, y estaré seguro de que en la última se encontrarán los
mayores y más famélicos y presuntuosos beatos y los bebedores más desesperados.
Cada bargueño para lavar, cántaro de leche y piedra funeraria serán expuestos.
Los habitantes desaparecerán abruptamente detrás de de sus granjas y casas,
como Arabes del desierto tras sus rocas, y yo miraré para encontrar porras en
sus manos. Ellos estarán dispuestos a aceptar la más estéril y desesperada
doctrina, la de que el hombre está caminando rápidamente hacia su fin, o la de
que ya ha llegado a él, o que ellos, por sí mismos, han sido dados la vuelta
por el lado equivocado. Ellos juntarán quizás sus secas articulaciones unas con
otras y lo llamarán una comunicación espiritual.
(HDT, Tintes Otoñales, 7 de
noviembre de 2010)
Considera qué vasta cosecha es así depositada anualmente sobre la tierra. Esta, más que cualquier grano o semilla, es la gran cosecha del año. Los árboles están ahora repagando con interés a la tierra lo que tomaron de ella. Están descontando. Están añadiendo el grosor de una hoja a la profundidad del suelo. Esta es la bella vía en que la naturaleza consigue su abono mientras yo regateo con este hombre y aquel, quien me habla del sulfato y del coste del transporte. Todos son los más ricos por esta caída. Estoy más interesado en este grano que en el césped inglés o en el maíz. El prepara el suelo virgen para los campos de maíz y bosques futuros, sobre los que la tierra se engrosa. El conserva nuestra posesión en un buen corazón.
HDT
(traducción Guillermo Ruiz)
(Tintes Otoñales, 22 de noviembre de 2009)
El canto de los árboles es también el nuestro:
"repite viejos conjuros
fábulas y leyendas
así ganarás aquel bien
que no ganarás nunca
repite esas grandes
palabras repite porfiado
como los que murieron en la arena al cruzar el desierto
(…)
Sé fiel Ve"
(Zbigniew Herbert, “El mensaje del Señor Cogito”, traducción de Jerzy
Slawomirski y Anna Rubió, citado por Adam Zagajewski: "Observaciones
acerca del estilo sublime",Acantilado.Barcelona 2005)
No comments:
Post a Comment