Diario 31 de Diciembre de 1859
ELEGÍA/ELEGY
WB
1/01/2021
(traducción Guillermo G. Ruiz)
1.
Para
estar en casa sobre su suelo natal
La mente
debe descender por debajo de su horizonte,
Descender
por debajo de la luz
Sobre
la colina y el alto y el fondo del valle
Para
recibir las vidas de los muertos. Debe despertar
En su
sueño, quien despierta en sus ensoñaciones.
“¿Quién
está aquí?” Sobre el camino de roca
Entre
el arroyo y los bosques en el otoño del año.
Permanecí
y escuché. Oí los gritos
De pequeños
pájaros altos en el viento.
Y
entonces el sonido de antiguos pasos
Me rodeó,
y mi visión cambió.
Pasé
a través de las lentes de la oscuridad
Como
a través de un surco, y los muertos
Buscaron
para encontrarme. Me conocían,
Pero
miraban maravillados a las líneas en mi cara
Los cabellos
blancos esparcidos sobre mi cabeza.
Vi
un viejo, alto inclinado
Sobre
un callado, su mano abierta
Alzada
con alguna orden fiera,
Conocimiento
de largo trabajo en sus ojos;
Otro
con apariencia más grata,
Sonriendo
bajo el ala de un sombrero sudado
Dándome
la bienvenida como antes.
Vi
una vieja mujer, una ahorradora
De pequeñas
cosas, cuya pena solitaria
Fue lo
primero que conocí, inclinada
Con edad
y dolor, cuyas manos ocupadas
Trabajaron
una entrega de amor.
Estos
fueron mis maestros. Y había más
Amados
por su rostro y nombre, quienes usaron
La sustancia
de nuestro suelo común
Sus
ojos, habiendo sufrido todo sufrimiento, estaban claros.
2.
Vi
uno aparte, solo,
Cansancio
en sus hombros, sus ojos
desconcertados
todavía con la novedad
De su
muerte. En mi dolor sentí,
Como
muchas veces antes, gratitud
Al verle.
“Owen”, dije.
Se
volvió, alzo, movió su mano
Le alcancé
un puñado de tierra
Recogido
de un cierto campo bien conocido.
El
la presionó en su palma y habló:
“Wendell,
este no es un lugar
Para
ti y para mí”. Y entonces sonrió:
Reconocimos
su terquedad
Era su
principio dudar
De cualquier
atisbo de satisfacción.
“El
grano está en el granero”, dije yo,
“la
helada matutina ha llegado a los campos,
Y he
vuelto para aceptar,
Si puedo,
lo que ninguno de nosotros pudo prevenir”
El
permaneció, recordando, sopesando el coste
De la
división a la que habíamos llegado,
Sus dedos
descansando en la tierra
Que sostenía
ligeramente amontonada en su palma.
Me pareció
que se desprendía
De su
propia confusión, y asumía
Por una
última vez, en una última amabilidad,
La obligación
del hombre más viejo.
Meneó
su cabeza. “El deseo que tuve
En la
mañana y en primavera,
Nunca
lo gasté. Tendría
El deseo,
si hubiera tenido la fuerza.
Pero
escucha- lo que preparamos
Tener,
lo tenemos.”
Alzó sus ojos
“Mira”,
dijo
3.
Estamos
en un alto,
Los bosques
sobre nosotros y debajo
Sobre
una pendiente a medio segar nos vimos
Como
fuimos una vez: un hombre joven segando,
Un niño
buscando con un hacha.
Era
un antiguo campo abandonado,
Hace
tiempo poblado con brezos y tocones,
Lo limpiamos
en el vapor caluroso
De la
mitad de aquel verano: el, orgulloso
De la
inteligencia del terreno aclarado,
Y yo,
orgulloso en su alabanza.
“Yo
quiero”, dije, “que nosotros podamos volver
A este
buen tiempo de nuevo”
“Nosotros
estamos de vuelta allí, hoy
Y siempre.
¿En dónde estaríamos si no?”
Sonrió,
me miró y supe
Que me
condujo a través de mi mente.
Habló
de alguna infinitud
De pensamiento.
Me
llevó a otra
Colina
más allá de otros bosques,
Iluminada
solo por las estrellas. Más viejos
Ahora,
el hombre y el niño tumbados
Sobre
sus espaldas en la profunda hierba, tranquilamente
Hablando.
En la distancia se movía
El latido
de un sabueso con voz profunda.
Otras
voces se unieron a aquella:
Otro
lugar, un tiempo posterior,
Un fuego
de caza entre los árboles,
Caras
vueltas a la llama, risa
Y después
silencio, mientras en la oscuridad
A nuestro
alrededor yacían largos alientos de sueño.
4.
Y
entonces, uno por uno, me llevó
A través
de todos los campos de nuestras vidas,
Preparativos,
plantaciones, cosechas,
Cuadrillas
bromeando en el final de las hileras,
El recipiente
con el agua pasando como un beso.
Habló
de nuestra historia pasando a través nuestro,
La forma
en que las generaciones de nuestras familias
Se cruzaban,
la gran enseñanza
Viniendo
por obra de la compañía:
Caracteres
de campos y tiempos y hombres,
Cualidades
de devoción y de trabajo-
Fascinaciones
sin fin, pasiones
Antiguas
como la mente, nuevas como la luz.
Todos
nuestros años alrededor, cercanos,
Lo vi
furioso y exigente,
Como
la mayoría de los hombres, y vi la virtud
Que le
hizo distinto de la mayoría.
Fue
su pasión de atender
A la
condición del Otoño-
De vivir
por el sudor de su rostro, de comer
Su pan,
seguro de que su coste se había pagado.
5.
Llegamos
entonces a este tiempo de pena,
Cuando
la luz temprana de la mañana mostró,
como
siempre, el mundo dulce, y todo
Lo
que hábiles y bien intencionados hombres
Eran
capaces por la noche, y su fuerza fracasando
Antes
de la luz. Su cuerpo comenzó
Demasiado
pronto su viaje hacia la tierra,
Lleno
de gravedad, y aun así su mente
Mantuvo
su vieja vía.
De
nuevo, en el sol,
de su
última cosecha, le oí decir:
“¿Quieres
hacer tú esta fila,
Y dejarme
hacerte sitio a ti?
Vi
el mundo delante de él
Por primera
vez, y lo vi
Como
él ya lo había visto,
Sin él.
Fue una visión
Que no
podría tener sin llorar.
Me
alcanzó y me habría tocado
Con sus
manos, aunque no pudiera.
6.
Finalmente,
me llevó a una colina
Sobre
los campos que una vez
Le pertenecieron,
a los que una vez
Perteneció.
“Mira”, dijo de nuevo
Supe
que quería que viera
Los años
de cuidado que aquel lugar tuvo,
Porque
su historia depositó sobre él un florecimiento
Una bendición
El
tiempo y el lugar tan próximos,
Nosotros
éramos casi los hombres que contemplábamos.
El
final del verano cantó en la luz
Hablamos
de la muerte y la obligación
De la
brevedad de las cosas y los hombres.
Las palabras
nunca se movieron tan pesadas
Entre
nosotros, o nos costaron más. Callados
Y
aquel hombre que tenía la muerte
En él,
y lo sabía, tranquilamente dijo:
“Bien.
Es un mundo fascinante,
Después
de todo”.
Su
vida tan poderosamente
Estuvo
allí en presencia de su lugar
Y trabajo
y tiempo, que yo no podía
Comprender
sino con pesar
Que solo
su espíritu hablaba ahora conmigo.
En
la misma hora que murió, le dije,
Antes
de conocer su muerte, el pensamiento
De los
años por venir que me había llegado
Como
una llamada. Pensé en la curación,
Salud,
amistad continuada,
Reunión
de generaciones, nuestros buenos tiempos
Alcanzando
el mejor de todos.
7.
Mi
mente se sobrecargó con cuestiones
Que no
podía proferir. Me pareció
Que habíamos
regresado ahora al oscuro
Valle
donde nuestra jornada comenzó
Pero
una inteligencia brillante
Estaba
en su cara. La visión interior le movía
Como
una vez le movió la luz del día.
Los
mejores maestros enseñan más
De lo
que saben. Por sus muertes
Enseñan
más. Nos conducen más allá
De lo
que sabemos, y de lo que supieron.
Así
mi maestro. Mi viejo amigo
Permaneció
sonriendo delante de mí, plenamente
Movido
por lo que le había movido en parte
En el
mundo.
De
nuevo la compañía de los muertos
Nos rodeó,
como en una danza.
Y
fui consciente ahora de los no nacidos
Moviéndose
entre ellos. Cuando se volvían
Pude
ver sus cuerpos venir a la luz
Y desaparecer
de nuevo en la multitud oscura.
Se movían
hacia una distante o suspendida
Canción
que intentaba pero no podía oír.
“Nuestro
camino no tiene fin”, dijo mi maestro
“El
Creador está dividido en la Creación
Por las
alegrías del reconocimiento. Nosotros conocimos
Aquel
Espíritu en cada uno una vez;
Nos trae
aquí. Por sus divisiones
Y regresos,
el mundo vive
Ambas
la mente y la tierra están hechas
de
lo que su luz da y usa.
Así
contiene alegría, sobrevive a su coste.
La
muerte abraza, como el dolor sabe.
Somos
lo que hemos perdido.”
Hay
una canción en la Creación
Ha sido
siempre el regalo
De cualquier
voz dotada, aunque nadie
La cantó.
Cuando él habló
Yo oí
aquella voz. En sus cambios y retornos
Su vida
estaba pasando a la vida.
En
aquel instante, tierra y canción y mente,
Los vivos
y los muertos se unieron.
8.
Al
fin, completo en su descanso,
Como
uno que ha trabajado y se ha bañado, alimentado
Amado
y dormido, dejó caer
Aquella
amada tierra que yo le había traído.
Alzó
su mano y me devolvió a mi camino.
Y
yo, heredero de lo que perdí,
Volví de regreso a la luz del día.
WB (from The Wheel, 1982)
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