TESTAMENTO, DE WENDELL BERRY
Y
ahora paso al Abismo
De
aquella Hierba insondable[1]
1.
Queridos familiares y amigos, cuando mi último aliento
Crezca amplio y libre en el aire, no le llaméis
muerte-
Una palabra para enriquecer al enterrador e inspirar
Su amargo arte de imitar la vida; conspirar
Contra él. Decir que mi cuerpo no puede ahora
Ser mejorado; no tiene ninguna falta que mostrar
Al tímido embalsamador. Decir que mi carne
Tiene perfección al cumplir con la hierba
Más verdadera que cualquier otra que hubiera
perseguido.
Reconoceréis la tierra en mí, como antes
Desee conocerla en mí: mi tierra
Que ha sido mi cuidado y ocupación desde mi
nacimiento,
Y hacia la que todos mis pesares se vincularon con
seguridad,
Y todas mis esperanzas. Decir que he encontrado
Una buena solución, y que estoy en mi camino
A las raíces. Y decir que he dejado mi arcilla natal
Al fin, para ser viajero; esto también será así.
Viajero a dónde? Decir que no lo sabéis
2.
Pero no permitáis a vuestra ignorancia
De la ubicación de mi espíritu desalentaros
O abrumar vuestros pensamientos
Ser cuidadosos y no decir
Nada definitivo. Cualquier cosa
Insegura es posible, y la vida es más grande
Que la carne. Más allá del alcance del pensamiento
Dejar que la imaginación dibuje
vuestra esperanza. Eso será generoso
conmigo y con vosotros. Por qué aceptar
El dicho de que todo es desesperación
Cuando los muertos pueden danzar al violín
Aquí, por todo lo que cualquiera sabe?
Y recordar que el suelo Celestial
No necesita ser demasiado rico para agradar
A uno que fue feliz en Port Royal.
Puedo estar de regreso
Un hombre nuevo y mejor, hacia
Aquella ciudad. El pensamiento es irrazonable,
Pero también lo es la vida, gracias a Dios!
3.
Así tratarme, incluso muerto,
Como un hombre que tiene un lugar
Al que ir, y algo que hacer.
No burléis mi cara
Con cera y polvos y rojo
Como alguien petrificaría
Un hecho inalterable
Para mentir
sobre su amargura.
Admitir que la tierra natal
Mi cuerpo es y será.
Admitir su libertad
Y su cambio.
Vestirme en las ropas
Que usé en los días ordinarios
Depositarme en un ataúd de madera
Y poner la caja en el suelo.
4.
Debajo de esta piedra un Berry está plantado
En su tierra y hogar, como quiso.
Ha venido a ver a sus familiares
Entre los que algunos fueron hombres valiosos
En su mayoría granjeros, que vivieron por sus manos,
Salvo uno que fue un zapatero de Irlanda
Otro jugó a la eterna locura
Cabalgando una mula de circo
Para ser recordado con una risa agradecida
Más que el resto. Después
Haciendo lo que tuvieron que hacer
Están en calma aquí. Dejar que todos vosotros
Que todavía con dolor encontráis fuerza y voz
Miréis a su paz, y la celebréis.
WB
(traducción Guillermo Ruiz Zapatero; 10/12/2020)
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