"Hay algo en la conciencia de los ilustrados que no les
permite soportar la noción de la superioridad moral de los demás.Se resignan a
la existencia de un primer secretario del partido o de un führer como si fueran
un mal necesario, pero cuestionarían ansiosamente a un profeta. Presumiblemente
eso es así porque ser considerado un esclavo resulta menos descoranozador que
enterarte de que eres un cero a la izquierda.Después de todo no se debería
pegar a un perro apaleado.Y sin embargo, un profeta pega a un perro caído no
para acabar con él, sino para ponerlo otra vez de pie.La resistencia a estos
golpes, el cuestionamiento de las afirmaciones y acusaciones de un escritor, no
surgen del deseo de verdad, sino de la suficiencia intelectual de la
esclavitud.En este caso, lo peor para los ilustrados no es que la autoridad sea
moral sino también cultural, como fue el caso de Nadiezhda Mandelstam."
(Joseph Brodsky, Prólogo (1981) a "Contra toda esperanza", de Nadiezhda Mandelstam)
"La suficiencia intelectual de la esclavitud" está siempre en continua transformación.
Consideró, por ejemplo, una "locura" el poema de Mandelstam sobre Stalin. El poema no cambiaba nada y representaba un suicidio para el poeta.
Era, en las palabras de Newton, el clamoroso "disingenous nonsense" en su máxima expresión.
Las cosas se hacen de otra manera, supuestamente.
Pero ya no sabemos cómo se hacen las cosas, a pesar de toda la suficiencia intelectual de la esclavitud y del entrenamiento intensivo en la misma.
El poeta dijo públicamente lo que todos sabían: cómo Stalin hacía las cosas.Ello le costó la vida a él y a otros millones de personas que no habían dicho nada.
El poeta americano Henry Gould ha mencionado la referencia en el libro de Nadiezhda Mandelstam a una concreta inspiración de Mandelstam por la voz de Marian Anderson:
"M.
told me that in his poem about the singer with the low voice there was a
merging of two images: the woman from Leningrad and Marian Anderson [whom he'd
heard singing on the radio]. On the day he was composing this poem, I didn't
realize he was working, because he was lying quiet as a mouse. Restlessness was
the first sign he was working on something, and the second was the moving of
his lips. In one poem he says that his lips can never be taken away from him,
and that they will still move when he is dead and buried. This has indeed
happened."
Los labios de Ossip Mandelstam se mueven todavía en el poema sobre Stalin -y en los demás- de la misma manera que los labios de Marian Anderson siguen cantando (dos voces en un siglo). Solo la suficiencia intelectual de la esclavitud continúa sin oírlos:
POEMA DE MANDESLTAM SOBRE STALIN
Vivimos insensibles al suelo bajo nuestros pies,
Nuestras voces a diez pasos no se oyen.
Pero cuando a medias a hablar nos atrevemos
Al montañés del Kremlin siempre mencionamos.
Sus dedos gordos parecen grasientos gusanos,
Como pesas certeras las palabras de su boca caen.
Aletea la risa bajo sus bigotes de cucaracha
Y relucen brillantes las cañas de sus botas.
Una chusma de jefes de cuellos flacos lo rodea,
Infrahombres con los que el se divierte y juega.
Uno silva, otro maúlla, otro gime,
Solo él parlotea y dictamina.
Forja ukase tras ukase como herraduras
A uno la ingle golpea, a otro en la frente,
En el ojo, en la ceja,
Y cada ejecución es un bendito don
Que regocija el ancho pecho del Osseta
(Traducción de Lydia Kúper)
El poema, compuesto en noviembre de 1933, fue la causa
de la primera detención y, finalmente, de la muerte del poeta.
"Al elegir su forma
de morir, Mandelstam utilizó una sorprendente peculiaridad de nuestros
dirigentes: su excesivo, casi supersticioso, respeto por la poesía: "De
qué te quejas-me decía-, éste es el único país que respeta la poesía: matan por
ella.En ningún otro lugar ocurre eso"
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