"Katahdin no es una tabula rasa sobre la cual él pueda inscribir la pose de su humanidad. Es de hecho Presencia (actualidad), que permanece firme contra tal acto de inscripción. La montaña es su propia narración…"
Esta era aquella Tierra de la que habíamos oído, hecha del Caos y la Noche Ancestral. Aquí no estuvo el jardín del hombre, sino el globo no consagrado. No era sembrado, ni pasto, ni soto, ni bosque, ni prado, ni arable, ni baldío. Era la original y natural superficie del planeta tierra, tal como fue hecha por los siglos de los siglos-para ser el hogar del hombres decimos- así la hizo la Naturaleza y el hombre puede usarla si es capaz. El hombre no tenía por qué ser asociado con ella. Era Materia, vasta, terrorífica-no su Madre Tierra de la que habíamos oído, no para ser recorrida por él, o para ser enterrado en ella-no, incluso sería demasiado familiar dejar sus huesos yacer allí-la casa, ésta, del Azar y la Necesidad. Se sentía claramente la presencia de una fuerza no obligada a ser amable con el hombre. Era un lugar para la herejía y los ritos supersticiosos-para ser habitada por hombres más próximos que nosotros a la clase de las rocas y los animales salvajes. Andamos sobre ella con una cierta reverencia, parando, de vez en cuando, para coger las blueberries que crecieron allí, y que tenían un sabor especiado y distinguido. Quizás donde nuestros pinos se levantan, y las hojas yacen sobre el suelo del bosque, en Concord, hubo una vez recolectores y los agricultores plantaron granos, pero aquí ni siquiera la superficie había sido marcada por el hombre, sino que era un espécimen de lo que Dios consideró adecuado para poblar este mundo.¡Que es ser admitido en un museo, para ver una miríada de cosas particulares, comparado con la muestra de la superficie de alguna estrella, alguna materia dura en su casa!. Permanecí en reverencia de mi cuerpo, esta materia a la que estoy unido ha llegado a ser tan extraña a mí. No temo a los espíritus, fantasmas, de los cuales yo soy uno-que mi cuerpo podría-, pero temo a los cuerpos, tiemblo al encontrarlos. ¿Qué es este Titán que tiene posesión de mí?. ¡Hablas de misterios!.¡Piensa acerca de nuestra vida en la naturaleza,-diariamente para estar expuestos a la materia, para entrar en contacto con ella,-rocas, árboles, viento en nuestras mejillas!.¡ la sólida tierra!¡ el mundo actual!¡ el sentido común!.¡Contacto!. ¡Contacto!.¿Quiénes somos?.¿Dónde estamos?.
HDT
(Pasaje de la excursion al Monte Katahdin ("Maine Woods"), la "Montaña más grande" según los indios Penobscots, traducción de Guillermo Ruiz)
El pasaje original y los comentarios sobre el mismo
El comentario de David Rothenberg:
"The "Contact! Contact!" which culminates the epiphany challenges a crucial question in the Journal:"Is it not as language that all natural objects affect the poet?" What kind of contact can Thoreau make without language-as-mediator: Many critics have suggested that his cry of "Contact!" is about frustration or inability, a failure of his transcendental faith. My own sense is that Thoreau's rhetorical silence here, his inability to author contact, becomes ironically the very authentication of an experience of the wild he has been after all along. What he recognizes and finally connects with is the validity of his silence in a topography that subsumes utterance. Katahdin is no tabula rasa onto which he can readily inscribe the pose of his humanity; it is in fact Presence (a presentness), which stands firmly against such an act of inscription. The mountain is its own telling. . . . "
Play "the laughfing thrush duet"
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