CORREDOR EN UN MARATON CON EL AIRE EN CALMA: CASCARAS
(…) Centinelas
Vigilan. Nunca, nunca
Darán la contraseña que conduce
A la terrible munición, a la verdad que mata.
II
Entre la empresa, el empresario, entre
Prosperidad y goce,
Entre un error prometedor y otra
Ciencia a destiempo,
Con el duro consuelo
De la palabra, que termina en burla
O en promesa o defensa,
O en viento
enerizo, o en pura
Mutilación, no en canto;
Entre gente que solo
Es muchedumbre, no
Pueblo, ¿dónde
la oportunidad del amor,
De la contemplación libre o, al menos,
De la honda tristeza, del dolor verdadero?
La cáscara y la máscara,
Los cuarteles, los foros y los claustros
Diplomas y patentes, halos, galas,
Las más burdas mentiras:
La de la libertad mientras se dobla
La vigilancia,
¿han de dar vida a tanta
Juventud macerada, tanta fe corrompida?
Pero tú quema, quema
Todas las cartas, todos los retratos,
Los pajares de invierno, la avena de la infancia.
El más seco terreno
Es el de la renuncia.Quién pudiera
Modelar con la lluvia esta de Junio,
Un rostro, dices. Calla
Y persevera, aunque
ese rostro sea de lluvia,
Muerde la dura cáscara,
muerde aunque nunca llegues
hasta la celda donde cuaja el fruto
Claudio Rodríguez
De Alianza y Condena. Madrid, Revista de Occidente 1965
Vigilan. Nunca, nunca
Darán la contraseña que conduce
A la terrible munición, a la verdad que mata.
II
Entre la empresa, el empresario, entre
Prosperidad y goce,
Entre un error prometedor y otra
Ciencia a destiempo,
Con el duro consuelo
De la palabra, que termina en burla
O en promesa o defensa,
O en viento
enerizo, o en pura
Mutilación, no en canto;
Entre gente que solo
Es muchedumbre, no
Pueblo, ¿dónde
la oportunidad del amor,
De la contemplación libre o, al menos,
De la honda tristeza, del dolor verdadero?
La cáscara y la máscara,
Los cuarteles, los foros y los claustros
Diplomas y patentes, halos, galas,
Las más burdas mentiras:
La de la libertad mientras se dobla
La vigilancia,
¿han de dar vida a tanta
Juventud macerada, tanta fe corrompida?
Pero tú quema, quema
Todas las cartas, todos los retratos,
Los pajares de invierno, la avena de la infancia.
El más seco terreno
Es el de la renuncia.Quién pudiera
Modelar con la lluvia esta de Junio,
Un rostro, dices. Calla
Y persevera, aunque
ese rostro sea de lluvia,
Muerde la dura cáscara,
muerde aunque nunca llegues
hasta la celda donde cuaja el fruto
Claudio Rodríguez
De Alianza y Condena. Madrid, Revista de Occidente 1965
Fotografías del Autor:
Lirios contra las cuatro torres
Escultura de León Felipe enel Parque Norte de Madrid
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