Destacamos los siguientes aspectos formales y materiales de "El Coloquio":
1) No solo "Cipión" y "Berganza" son animales de compañía, el "Licenciado" y el "Álferez" también lo son (no en vano el perro y el hombre co-evolucionaron juntos)
2) Cualquier "autoría" es "co-autoría", tanto del lado "Cipión-Berganza" como del lado "Licenciado- Álferez"
3) La escritura en co-autoría es la que permite el "testimonio imparcial" y la acción sujeta a revisión
4) Siempre que haya un receptor/autor atento: el Álferez duerme y solo puede referirse al coloquio por un suceso previo a la narración del "Licenciado". Esta es la fuente de los errores, simulaciones, omisiones y parcialidades relatados -con verosimilitud realzada por la ausencia de interés de unos agentes no plenamente humanos- con profusión en el Coloquio
5) El juego de los bolos es, en "El Coloquio", un símil de todo proceso social constructivo:
Digo, pues, que el verdadero sentido es un juego de bolos, donde con presta diligencia derriban los que están en pie y vuelven a alzar los caídos, y esto por la mano de quien lo puede hacer. Mira, pues, si en el discurso de nuestra vida habremos visto jugar a los bolos
"Quien lo puede hacer" puede excluir en el juego, en cualquier "juego" social, a quien no lo puede
6) El poder significativo del "Coloquio" está en su imprevisible inicio y desenlace: la introducción de los "sujetos" que llevan a cabo la primera referencia a la serie de sucesos (los perros del hospital de La Resurrección) y la del último sujeto que realiza la última referencia a la serie de sucesos: el Licenciado
7) "Cipión" y "Berganza" son un modelo de narración porque son un modelo de la construcción social en múltiple autoría que neutraliza-nunca del todo pues depende del poder sobre los bolos- las parcialidades de la autoría sin control
8) El Licenciado en su introducción final "imprevisible" refuerza la "previsibilidad" e "imparcialidad" de la narración previa
Su imprevisibilidad, propia de cualquier agente humano, no tiene sin embargo la "última palabra".
No hay "última palabra" porque cualquier "agente" es, en este sentido, "incalculable". Su "acción" y "creación" es eso que él introduce y que constituye confrontación, reconocimiento o ayuda para otros.
El "artificio" y la "invención" de la inteligencia no es nunca un mero alarde "por la mano de quien lo puede hacer". Si lo fuera, no existiría "El Coloquio", como no existiría el "juego" social.
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