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Tuesday, February 06, 2024

BANKING CRASH (III): THOREAU'S JOURNAL 14-OCT-1857 (AUGUST 5, 2008+MARCH 17, 2023)

BANKING CRASH (III): THOREAU'S JOURNAL 14-OCT-1857 (AUGUST 5, 2008+MARCH 17, 2023)

 


 Thoreau's Journal: 14-Oct-1857 


 It is indeed a golden autumn. These ten days are enough to make the reputation of any climate. A tradition of these days might be handed down to posterity. They deserve a notice in history, in the history of Concord. All kinds of crudities have a chance to get ripe this year. Was there ever such an autumn? And yet there was never such a panic and hard times in the commercial world. The merchants and banks are suspending and failing all the country over, but not the sand-banks, solid and warm, and streaked with blackberry vines. You may run upon them as much as you please,—even as the crickets do, and find their account in it. They are the stockholders in these banks, and I hear them creaking their content. You may see them on change any warmer hour. In these banks, too, and such as these, are my funds deposited, a fund of health and enjoyment. Their (the crickets) prosperity and happiness and, I trust, mine do not depend on whether the New York banks suspend or no. We do not rely on such a slender security as the thin paper of the Suffolk Bank. To put your trust in such a bank is to be swallowed up and undergo suffocation. Invest, I say, in these country banks. Let your capital be simplicity and contentment. Withered goldenrod (Solidago nemoralis) is no failure, like a broken bank, and yet in its most golden season, nobody counterfeits it. Nature needs no counterfeit detector. I have no compassion for, nor sympathy with, this miserable state of things. Banks built of granite, after some Grecian or Roman style, with their porticoes and their safes of iron, are not so permanent, and cannot give me so good security for capital invested in them, as the heads of weathered hardhack in the meadow. I do not suspect the solvency of these. I know who is their president and cashier.

DIARIO 14 DE OCTUBRE DE 1857


Es desde luego un otoño áureo. Estos diez días son suficientes para ganar la reputación de clima. La tradición de estos días podría entregarse a la posteridad. Merecen un lugar en la historia, en la historia de Concord. Todos los tipos de cosas crudas tienen oportunidad de madurar este año.¿Hubo alguna vez un otoño igual?.Y sin embargo, nunca hubo tal pánico ni tiempos tan duros en el mundo de los negocios. Los comerciantes y banqueros están impagando y quebrando pot todo el país, pero no los bancos de arena sólidos y cálidos, y poblados por cepas de blackberries. Puedes utilizarlos tanto como quieras, incluso como hacen las cigarras, que encuentran su cuenta. Son accionistas en estos bancos y las oigo hacer crepitar su contenido. Puedes verlas cambiando a cualquier hora más cálida. En estos bancos, también, y en la misma forma, están depositados mis fondos, un fondo de salud y alegría. La felicidad y prosperidad de las cigarras, y confío que también la mía, no depende de si los Bancos de Nueva York quiebran o no. No confíes en una seguridad tan tenue como el fino papel moneda del Banco Suffolk. Poner tu confianza en tal banco es como ser engullido y perecer por asfixia. Invierte, te digo, es estos bancos del campo. Permite que tu capital sea la simplicidad y la satisfacción. La "solidago nemoralis" muerta no es ningún fracaso, como un banco quebrado, pero en su estación más dorada nadie la falsifica. La Naturaleza no necesita ningún detector de falsificaciones. No tengo ninguna comprensión ni simpatía por este miserable estado de cosas. Los Bancos construidos de granito, siguiendo algún estilo griego o romano, con sus pórticos y seguridad de hierro, no son tan permanentes y no pueden darme ninguna seguridad sobre el capital invertido en ellos, a diferencia de las cabezas del curtido "hardhack" en la ribera. No sospecho de su solvencia. Conozco quién es su presidente y cajero.


HDT

(Traducción Guillermo Ruiz)

Tuesday, August 05, 2008

REFLEXIONES NO TAN ANTIGUAS SOBRE CRISIS RECURRENTES

Los pánicos no destruyen el capital. Meramente revelan la medida en que el capital ha sido ya previamente destruido por su traición al dedicarse a inversiones improductivas sin ninguna esperanza

John Stuart Mill

Creo que las instituciones financieras son más peligrosas para nuestras libertades que los ejércitos de ocupación. Si el pueblo americano permitiera a los bancos privados controlar la emisión de moneda, primero por la inflación, y después por la deflación, los bancos y corporaciones que crezcan alrededor de los bancos privarán a la gente de toda su propiedad hasta que sus hijos despierten sin morada en el continente que sus padres conquistaron. El poder de emisión debería ser rescatado de los bancos y restituido al pueblo, a quien propiamente pertenece.


Thomas Jefferson: Carta al Secretario del Tesoro Albert Gallatin (1802)


Las raíces de la Violencia: Riqueza sin trabajo, Placer sin conciencia, Conocimiento sin carácter, Comercio sin moralidad, Ciencia sin humanidad, Reverencia sin sacrificio, Política sin principios.

Mathama Gandhi: Líder indio 1860-1948

 

 

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