En el plano humano es natural ; pero
incluso así el resultado es que uno no quiere al que se ha ido, sino a uno
mismo; que a uno no le da lástima el que se ha ido, sino uno mismo. En mi
opinión, uno debería siempre tener más lástima por cualquier otra persona. Así
es como me parece a mí, aunque quizá es una cuestión de temperamento, ¿no? Por
ejemplo. Yo nunca saldría a defenderme a mí mismo, pero por otra persona uno
siempre intercede. Yo no tuve problemas en disculpar a las autoridades
soviéticas por todo lo mal que me trataron, es decir, no podría importarme
menos, creo que merecía todo eso. Pero cuando tratan mal a otro delante de mí
es imposible aceptarlo. No hablo ni siquiera de cristianismo: es algo anterior
al cristianismo, en general. Aunque yo tengo algo de cristiano, de todas
maneras.
(…)
He dicho “calvinista” (no
especialmente en serio) porque, según la doctrina calvinista, el hombre
responde de todo ante sí mismo. Esto es: él es su propio Día del Juicio, en
cierta medida. Yo no tengo fuerza para perdonarme a mí mismo, Y, por otro lado,
no siento ninguna especial atracción o respeto por alguien que pudiera
perdonarme. Cuando era más joven, yo intentaba desentrañar todas estas cosas
por mí mismo. Pero en un momento dado percibí que yo soy la suma de todas mis
acciones, mis actos, no la suma de mis intenciones.
Joseph Brodsky
(Peter Vail, A conversation with JB)
https://openlibrary.org/books/OL3949471M/Nativity_poems
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