Diario 11 de julio de
1852
Lo que se llama "genio" es abundancia de vida o
salud, de forma que cualquier cosa que estimula los sentidos, como el sabor de
estas bayas o el mugido de aquella vaca, que suena como si fuera un eco a lo
largo del lado frío de una montaña justo antes del anochecer, donde los rocíos
perfuman el aire y hay interminable vigor, serenidad y expectación de una
mañana perpetua no degradada,- cada vista y sonido, olor y sabor-, intoxica con
una intoxicación saludable. La corriente mermada de la vida desborda sus
riberas, formando y fertilizando amplios terrenos, de los cuales las
generaciones obtienen su sustento. Este es el verdadero desbordamiento del
Nilo. Somos tan exquisitamente sensitivos que él hace que abracemos nuestros
destinos y que, en lugar de sufrir o permanecer indiferentes, disfrutemos y
bendigamos. Si no hemos disipado los fluidos vitales y divinos, hay una
circulación de vitalidad que trasciende nuestros cuerpos. La vaca no es nada.
El cielo no está allí sino en quien escucha. Me agrada pensar que debo una
percepción al usualmente grosero sentido del gusto, que he estado inspirado a
través del paladar, que estas bayas han alimentado mi cerebro. Después de haber
comido estas simples y saludables frutas con ambrosía en esta elevada ladera,
siento mis sentidos afilados. Soy joven de nuevo y, tanto si permanezco de pie
como si me siento, no soy la misma criatura.
HDT
Primera vez aquí el 17 de agosto de 2009
Diario 2 de
septiembre de 1851
Hay un reptil en la garganta del hombre avaro, siempre
sediento y hambriento. No es su propia sed y hambre naturales los que él
satisface.
HDT
No tenemos, sin embargo ninguna
seguridad de que esta prolongación continúe, de cercanía en cercanía: su
transitividad se quiebra más veces de las que se prosigue. Por la inmensa red
de las relaciones humanas, la bondad, la fraternidad, hacen guiños y
centelleos, aquí , allá, lejos y cerca, de forma inesperada hasta el milagro,
nacen y se apagan, tienden brazos cortos o largos, durante intervalos breves o
pacientes, en direcciones caprichosas, como constelaciones visibles bajo un
banco de niebla o un cielo negro.
(Michel Serres, Atlas, traducción Alicia Martorell)
Fotografía de Jose Luis Ríos
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