Diario 29 de Marzo de 1855
Mientras permanezco sobre Heywood Peak, mirando hacia Walden, ya con más de la mitad de su superficie con agua brillante azul, inhalo con placer el frío pero pleno aire como un trago de agua fría, que contrasta en mi memoria con el viento del verano, que no absorbo tan ansiosamente. Este, que es un viento helado para mí compañero, es decididamente refrescante para mí, y yo lo inhalo con ansia como una panacea. Siento ya también un impulso, de saltar en la laguna medio deshelada. Este frío viento es refrescante para mi paladar, pienso, así como el cálido aire del verano no lo es. Amo estar allí y ser barrido por el viento tanto como un caballo en Julio.
HDT
(traducción Guillermo Ruiz)
Fotografía del Moncayo
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