CATASTROFES Y ESCANDALOS
La catástrofe de Lisboa pareció en el siglo XVIII un escándalo metafísico.
Los escándalos metafísicos de este siglo parecen simples catástrofes a los contemporáneos.
La amenaza de muerte colectiva es el único argumento que desbarata la complacencia de la humanidad actual.
La muerte atómica la inquieta más que su envilecimiento creciente.
El individuo cree en el “sentido de la historia” cuando el futuro previsible parece favorable a sus pasiones.
Para excusar sus atentados contra el mundo, el hombre resolvió que la materia es inerte.
Pensar como nuestros contemporáneos es la receta de la prosperidad y de la estupidez.
Nicolás Gómez Dávila
Fotografía en Otsuchi, después del tsunami,de Yohichi Hayashi (AP)
DIARIO DEL 10 y 12 DE AGOSTO DE 2010
Copiar, repetir, no puede ser malo ni erróneo cuando forma parte vital del mecanismo de la vida.
Más allá de su sentido moral, más allá del bien y del mal, la culpa es una expiación individual por una deuda que no podemos saldar.
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