PARA MI ALMA AUTÉNTICA
Al final de una noche sofocante,
Lo encontré a la entrada
De una torre hecha de cristal azul oscuro,
Arrugado de costado, desnudo,
Protegiendo su entrepierna con ambas manos,
Sus harapos enrollados como almohada.
El perdido, echado en falta por nadie,
Herido y cubierto con suciedad,
Como lo están los auténticos desposeídos
Que hacen su cama en el desnudo pavimento.
Su boca abierta como en la muerte,
O en recuerdo de algún oprobio.
A esta hora la ciudad quieta,
Un taxi amarillo solitario parado en la luz,
El taxista sonámbulo tomando una bocanada
De la brisa que sopla,
Fría y con olor a mar.
El insomnio y el calor me llevaron fuera temprano,
Me hicieron rechazar un bloque
Y no otro, como si corriera
Con una ceniza caliente en mi ojo,
Y verle allí yaciendo desnudo,
Una pierna agitada de vez en cuando.
Pensé, ¿Qué pasaría si los polis le encuentran?
Así que mire arriba y abajo de la avenida,
Hasta donde la pira
Del sol naciente había vuelto el cielo rojo,
Buscando algo con lo que cubrirle.
Charles Simmic (traducción Guillermo Ruiz)
Poema incluido en
(CON AGRADECIMIENTO INCÓLUME A LOS RELOJES DE TODOS LOS ACOMPAÑANTES EN LOS MARATONES DE MADRID DEL 26-04-2009 Y DEL 28-04-2024)
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