Considera los fenómenos de la mañana, o la tarde, y dirás que la naturaleza se ha perfeccionado a sí misma por una eternidad de práctica.- el atardecer cayendo sobre los campos, las estrellas que vienen a bañarse en el agua retirada, las sombras de los árboles creciendo lejos y más lejos en el soto, y una miríada de fenómenos más.
Diario, 9 de Diciembre de 1839Diario, 16 de Diciembre de 1839
La ciencia siempre es valiente, porque conocer es conocer lo adecuado; la duda y el peligro se disipan ante su ojo. Lo que el cobarde pasa por alto en su apresuramiento, la ciencia lo escruta con calma, encontrando apoyo como un pionero para el equipo de artefactos en su tren. La cobardía es anticientífica, porque no puede haber una ciencia de la ignorancia. Puede haber una ciencia de la guerra, para aquello que avanza, pero una retirada es raramente bien ejecutada; si lo es, entonces es un avance ordenado a la vista de las circunstancias.
Diario, Diciembre 1839La valentía no trata tanto con la acción resuelta como con el descanso saludable y asegurado. Su estado laureado es un permanecer en casa y una alianza obligada en todas las direcciones.
El valiente nunca escucha el tumulto de la guerra, es confiado y no suspicaz; tan observador del menor rastro de bien o belleza que si le muestras el lado oscuro de cualquier cosa, él verá solo el lado brillante.
HDT
me trae este reproche,
que solo presta el oído,
quien debería ser la música.
Hay tanta música en el mundo como virtud. En un mundo de paz y amor la música sería el lenguaje universal y los hombres se darían las gracias en los campos con dicho canto, como Bethoven ahora suena en raros intervalos desde la distancia. Todas las cosas obedecen a la música de la misma manera que obedecen a la virtud. Es el heraldo de la virtud. Es la voz de Dios. En ella están las fuerzas centrípetas y centrífugas. El universo solo necesitó oír una melodía divina, que cada estrella ocupara su propio lugar, y asumiera su verdadera esfericidad. Ella produce una abundancia arrolladora sobre la cosa más ruin, cabalgado sublime sobre la cabeza de los sabios, y suavizando el polvo de la filosofía. Cuando la escuchamos somos tan sabios que no necesitamos conocer. Todos los sonidos, y más que todo, el silencio, es flauta y tambor para nosotros.El mínimo crepitar despierta todos nuestros sentidos y emite una luz trémula, como la aurora boreal, sobre las cosas. Como la pulimentación descubre la vena en el mármol, y la veta en la madera, la música arroja fuera lo que heroico yace en cualquier lugar. Es tanto un sedante como un tónico para el espíritu. Leo que "Platón piensa que los dioses nunca dieron la música a los hombres, la ciencia de la melodía y la armonía, para su mera delectación o la complacencia del oído, sino para que las partes discordantes de las circulaciones y bella fábrica del espíritu, y aquella parte que ronda por el cuerpo, que muchas veces por apetito de tono y aire irrumpen con muchas extravagancias y excesos, pudieran ser dulcemente reconducidas y sabiamente recompuestas a su equilibrio y acorde previos".
Para el espíritu sensitivo el universo tiene fijados su propia medida y ritmo, que es también su medida y constituye la regularidad y salud de su pulso. Cuando el cuerpo marcha con la medida del alma entonces halla su verdadero coraje y fuerza invencible.
No se le permita al que tiene fe temer que no tiene oído para la más cambiante y escondida armonía de la creación, si está despierto a la más mínima medida de la virtud y la verdad. Si su pulso no golpea al unísono con los acordes y repeticiones del músico, tiene sincronía con el latido del pulso de las edades.
Henry David Thoreau (EL SERVICIO, FRAGMENTO)
"¿Qué fueron Godfrey y Gonzalo sino alentamos una vida en ellos y ponemos en vigor sus empresas como preludio de las nuestras?.El pasado es el lienzo sobre el que nuestra idea se dibuja, el borroso proyecto de nuestro campo futuro.Estamos soñando que hacer.Creo que oigo el sonido de la trompeta y el golpe de la coraza y escudo desde muchos rincones silenciosos del alma.El disparo de salida hace mucho que sonó y todavía no estamos en nuestras marcas.Permítasenos la premura de la mañana y la demora de la tarde."
HDT
Thoreau escribió "The Service" en 1840 (tenía entonces 23 años) y lo remitió a "The Dial" para su publicación.Fue rechazado por Margaret Fuller y no fue publicado en vida de Thoreau.Esta traducción (fragmento) sigue la versión inglesa publicada por The Library of America (Thoreau Collected Essays and Poems)
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