En mi mente están apilados todos los trajes
Que la naturaleza usa
Y que, con su estilo de cambio constante,
Todas las demás cosas reparan.
En vano busco el cambio fuera
Y no puedo encontrar diferencia alguna
Hasta que, no llamado, un nuevo rayo de paz
Ilumina mi mente íntima.
¿Qué es lo que dora los árboles y nubes
Y destaca los cielos tan joviales
Sino la rápida luz allí penetrante
Con su rayo inmutable?.
Cuando el sol se difunde por el bosque
En una mañana de invierno
Dondequiera que llegan sus destellos silenciosos
Termina la noche oscura.
¿Cómo pudo el paciente pino haber sabido
Que llegaría la brisa de la mañana
O las humildes flores anticipar
La libación del insecto a mediodía?.
Hasta que la nueva luz con alegría matutina
Desde lejos irradió por sus caminos
Y con rapidez se comunicó a los árboles del bosque
A lo largo de muchas millas.
He oído con mi alma íntima
Tales noticias reconfortantes de la mañana
Y en el horizonte de mi mente
He visto esos tintes matutinos.
Como en la penumbra de la aurora,
Cuando los primeros pájaros despiertan,
Se escuchan en el interior de algún bosque silencioso,
Donde rompen las pequeñas ramas.
O como son vistos en los cielos orientales,
Antes de que el sol despunte,
Los mensajeros de calores veraniegos
Que desde lejos porta.
HENRY DAVID THOREAU
(Traducción de Guillermo Ruiz)
Fotografía tomada por el autor el 15 de Mayo de 2009 y preparada por Jose Luis Ríos
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