Y la muerte no tendrá dominio
Los muertos desnudos serán uno
Con el hombre en el viento y en la luna del oeste;
Cuando sus huesos idos se recojan limpios
Tendrán estrellas en codos y pies
Aunque partan locos estarán sanos,
Aunque en el mar se hundan de nuevo surgirán
Aunque los que amaron se pierdan el amor no
Y la muerte no tendrá dominio
Y la muerte no tendrá dominio
Bajo el tortuoso mar
Yaciendo largamente no morirán tortuosamente
Partidos sobre potros cuando los tendones se rompen
Atados a una rueda, no se romperán
La fe en sus manos se romperá en dos
Y los males del unicornio los atraviesan
Desmembrados no se quebrarán
Y la muerte no tendrá dominio
Y la muerte no tendrá dominio
Ya no graznarán las gaviotas en sus oídos
Ni las olas romperán en las playas
Donde floreció una flor no habrá otra
Su cabeza se eleva en las ráfagas de la lluvia
Aunque estén locos y muertos como clavos
Las cabezas de sus cualidades martillean con margaritas
Rompen con el sol hasta que el sol se hunda
Y la muerte no tendrá dominio
Dylan Thomas (Traducción Guillermo Ruiz)
El árbol como ejemplo: de quietud, de resistencia, de presencia
(CCP)
Considera qué vasta cosecha es así depositada anualmente sobre la tierra. Esta, más que cualquier grano o semilla, es la gran cosecha del año. Los árboles están ahora repagando con interés a la tierra lo que tomaron de ella. Están descontando. Están añadiendo el grosor de una hoja a la profundidad del suelo. Esta es la bella vía en que la naturaleza consigue su abono mientras yo regateo con este hombre y aquel, quien me habla del sulfato y del coste del transporte. Todos son los más ricos por esta caída. Estoy más interesado en este grano que en el césped inglés o en el maíz. El prepara el suelo virgen para los campos de maíz y bosques futuros, sobre los que la tierra se engrosa. El conserva nuestra posesión en un buen corazón.
HDT
(traducción Guillermo Ruiz)
(Tintes Otoñales, 22 de noviembre de 2009)
El canto de los árboles es también el nuestro
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