Señor, deja a mis oídos ir como un agente secreto, cada uno
Un micrófono tan sensible que recoge las cosas
Calladas, reverberando incluso el zumbido de la piedra
Próxima a su ávida rejilla plateada. Deja que mis oídos olviden
Años de entrenamiento en el parloteo humano
Trenzado en cada habitación, incluso aquellas vacías
Excepto de mí. Cada emisión y sonido
Haciéndome sentir menos
Solo de lo que estoy. Deja que mis oídos olviden
El repique y traqueteo, nuestras ruidosas y llameantes
Distracciones, nuestro rugido de aplauso. Deja que mis manos dejen
De aplaudir y descansen en una nueva clase de oración, una
Que no pregunta sino escucha, manos arriba en mi pantalla.
Como un búho, deja que triangule el frío deslizamiento bajo la nieve como
Un ratón, deja que no solo nombre el nombre
Cuando detecto el canto de un pájaro
Sino que entienda las notas de cada fonación
Como una misiva singular-disculpando,cortejando, fusionando cada
Llamada y alarma de un compañero con el mismo afilado deseo y temor
Que el mío propio.
Alza mis oídos, señor. Hazlos hambrientos
Satélites, está presente en sus pequeños huesecillos
Enseña a la trompa de su interior a sonar
De muevo. Porque con el martilleo del pájaro carpintero
Está una larga lengua desenrollándose como una medida sonora desde
El interior de su cresta, una exquisita cena de la suave corteza del pino.
Y en algún lugar yo sé que hay un araña que alumbra
Un filamento de seda y lo vuela a la siguiente rama, en algún lugar
un brote despliega su violín en el milagro
de un helecho
Y en algún lugar un visón no convertido en piel
Abre la valva de un mejillón y con su boca llena
De esa carne gris, mastica. Estos son tus sonidos, ¿no lo son?
No lo niegues, Señor, no me niegues.
No sé estas canciones. Ni tampoco el susurro
De una dandelion cuando se cierra, se rinde y se convierte
En semilla. No, solamente conozco el sonido que mi propio aliento hace
Cuando deseo y borro al globo del mapa
Solo conozco el pequeño, satisfactorio
Brote de raíces cuando lo llamo mala hierba y lo arranco
Del terreno, Hay un lenguaje de todo
Lo que has creado. Óyeme, por favor. Solo quiero estar
Lo bastante sereno para oír. Aquí y ahora, Señor
Querría ser
Nickole Brown (Prayer to be still and know)
(Traducción Guillerrmo Ruiz)
Mi profesión es estar siempre alerta para encontrar a Dios en la Naturaleza-para conocer sus lugares de ocultación.Para atender todos los oratorios-las óperas en la naturaleza.
HDT (Diario 7 de septiembre de 1851)
Negarse a admirar es la marca de la bestia (Nicolás Gómez Davila)
Quien admira siempre tiene razón (Paul Claudel, citado por Adam Zagajewski)
La belleza está en el centro de la fe (Pawel Florénski, citado por Adam Zagajewski)
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