Nada está tan seguro de hacerse conocer como la verdad-porque qué otra cosa espera ser conocida?
HDT
Diario 12-12-1851
TINTES OTOÑALES (I) (primera vez aquí el 19 de septiembre de 2009)
Los europeos que vienen
a America se sorprenden de la brillantez de nuestro follaje otoñal. No
hay registro de este fenómeno en la poesía inglesa porque los árboles no
adquieren allí sino unos pocos colores brillantes. Lo máximo que
Thomson dice sobre esta cuestión en su “otoño” es lo que contienen estas
líneas:
“Pero mira los bosques multicolores que decaen
sombra más profunda sobre sombra, el campo alrededor
marrón, una umbría multitudinaria, oscuro y marrón
de toda la gama, desde el pálido verde desfalleciente al negro tizón”
Y la línea en la que habla de:
“El Otoño irradiando sobre los bosques amarillos”
El cambio otoñal de nuestros bosques no ha causado todavía una impresión profunda en nuestra propia literatura. Octubre no ha teñido apenas nuestra poesía.
Muchos,
que han pasado su vida en las ciudades, y que nunca han tenido la
oportunidad de venir al campo en esta estación, nunca ha visto esto, la
flor, o más bien la fruta madura, del año. Recuerdo haber
cabalgado con un ciudadano, quien, aún una quincena demasiado tarde para
los colores más brillantes, fue sorprendido y no creía que hubiera
habido algo más brillante. Nunca antes había oído de
este fenómeno. No solamente muchos en nuestras ciudades no lo han
presenciado nunca, sino que es escasamente recordado por la mayoría de
año en año.
La
mayoría confunde el cambio con la caída de la hoja, como si
confundieran manzanas maduras con podridas. Pienso que el cambio a un
color más alto en una hoja es una evidencia de que ha llegado a un
madurez tardía y perfecta, respondiendo a la maduración de los frutos.
Son generalmente las hojas más bajas y antiguas las que primero cambian.
Pero de la misma manera que el insecto de corta vida y color brillante,
las hojas no maduran sino para caer.
Generalmente
cada fruto, al madurar, y justo antes de caer, cuando comienza una vida
más individual e independiente, necesitando menos nutrición de
cualquier fuente, y la misma no tanto de la tierra a través del tronco
como del sol y el aire, adquiere un tinte brillante. Así también las
hojas. El fisiólogo dice que ello es “debido a una incremento en la
absorción de oxígeno”.Esta es la explicación científica del asunto- solo
una reafirmación del hecho. Pero yo estoy más interesado en la rosada
mejilla que en saber qué dieta particular ha seguido la joven. El bosque
y la hierba, la película de la tierra, debe adquirir un color
brillante, un evidencia de su madurez, como si el globo de la tierra
fuera una fruta de su tronco, siempre con una mejilla hacia el sol.
Las
flores no son sino hojas coloreadas, los frutos no son sino flores
maduras. La parte comestible de la mayoría de los frutos es, como el
fisiólogo dice, “el parénquima o tejido carnoso de la hoja”, de la que
están formados.
Nuestros
apetitos han comúnmente confinado nuestras visiones de la madurez y sus
fenómenos, color, sabor y perfección, a las frutas que comemos y
estamos inclinados a olvidar aquella inmensa cosecha que no comemos, que
a duras penas usamos, y que es anualmente madurada por la Naturaleza. En
nuestras Ferias de Ganado y Exhibiciones de Horticultura hacemos,
pensamos, una gran exhibición de frutas honestas destinadas sin embargo a un fin innoble, frutas no valoradas principalmente por su belleza. Pero alrededor y dentro de nuestras ciudades hay
anualmente otra muestra de frutos, de una escala infinitamente más
grande, frutos que apelan solo a nuestro gusto por la belleza.
Octubre es el mes de las hojas pintadas. Su rico destello irradia
ahora alrededor del mundo. Como las frutas y hojas, y el propio día,
adquieren un tinte brillante justo antes de morir, así también el año se
acaba. Octubre es su cielo de ocaso; Noviembre su última luz.
(Traducción Guillermo Ruiz)
Esta obra de traducción al español está bajo una Licencia Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas de Creative Commons
Octubre W.S. Merwin
I remember how I would say, “I will gather
These pieces together,
Any minute now I will make
A knife out of a cloud.”
Even then the days
Went leaving their wounds behind them,
But, “Monument,” I kept saying to the grave,
“I am still your legend.”
There was another time
When our hands met and the clocks struck
And we lived on the point of a needle, like angels.
I have seen the spider’s triumph
In the palm of my hand. Above
My grave, that thoroughfare,
There are words now that can bring
My eyes to my feet, tamed.
Beyond the trees wearing names that are not their own
The paths are growing like smoke.
The promises have gone,
Gone, gone, and they were here just now.
There is the sky where they laid their fish.
Soon it will be evening.
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