¿Hay tal virtud en recolectar arándanos- que este trabajo de
los hombres a los que ahora veo en el soto-censurará mi ociosidad?¿No puedo ir
sobre los mismos sotos después de ellos y recolectar frutas todavía más
valiosas. No puedo recolectar con mi mente? ¿No puedo recolectar quizás un
pensamiento que valdrá por un bushel de arándanos?
Un cierto refinamiento y civilización en la naturaleza que
se incrementa con lo prístino. La civilización que consiste en lo prístino. La
luz que está en la noche. Una sonrisa como en un sueño sobre la cara del lago
durmiente. Hay luz bastante para mostrar lo que vemos-lo que la noche tiene
para exhibir-más oscurecería estos objetos. No soy advertido de ninguna
deficiencia de la luz. Lo actual es honesto como una visión o un sueño. Si
alguna vez hemos alcanzado alguna nobleza-incluso en nuestra imaginación o
intenciones ello ennoblecerá para nosotros las características de la naturaleza
y las revestirá con belleza. Desde luego ningún joyero trató nunca con una gema
tan honesta y sugestiva como este lago. La escena puede ser de una vida muy
noble y poética-y no meramente adornar la corona de algún monarca.
Está destacadamente tranquilo en esta hora y estación-en su
mayor parte ningún sonido de pájaro o bestia. Ello no tiene ninguna de las
cualidades nocivas atribuidas a la noche.
Sobre el Pico. Los débiles sonidos de los pájaros-soñando
alto-en la noche-el aire fresco y frío y el sonido del viento soplando sobre
las rocas- me recuerdan las cimas de las montañas. Toda la tierra no es sino el
exterior del planeta limitando el duro cielo oculado-igualmente con el amanecer
y cercano al cielo es este pasto que la cima de las montañas blancas. Toda la
superficie de la tierra es como la cima de una montaña-porque veo su relación
con el cielo con la misma simplicidad y no soy superpuesto por una pequeña
diferencia de unos pocos pies de altura. En esta luz débil todos los campos son
como una roca musgosa y distante de las planicies cultivadas del día. Todo es
igualmente salvaje-igualmente solitario- y la diferencia de altitud es sentida
como sin importancia. Es igual que el cáucaso el pasto de la más ligera colina.
El bosque bajo tiene una apariencia singularmente sólida y
definida nítidamente-como por una tela o film- como si sus hojas lo cubrieran
como escamas.
Levantado un chotacabras del suelo, en la colina. ¿No me
considerarán mis vecinos un benefactor si conquisto algunos territorios de la
noche? ¿Si puedo mostrarles que hay alguna belleza despierta mientras ellos
están dormidos? Si añado a los dominios de la poesía. Si informo a los
periódicos de cualquier cosa que transpira en mitad de nosotros y vale la pena
de la atención humana. No diré nada en detrimento del día porque no está aquí
para defenderse por sí mismo.
Las luces de norte,
ahora que desciendo de la casa de Conantum, se han convertido en una luz
creciente con cortas llamas lanzadas-o las sombras de llamas porque lagunas
veces son negras además de blancas. Hay apenas rocío incluso en las tierras
bajas.
Ahora el fuego en el norte se incrementa maravillosamente-no
tanto lanzado como creciendo a lo largo como un fuego sobre las montañas del
norte visto desde lejos en la noche. Los dioses Hiperbóreos están quemando matorrales
y se propaga y todas las azadas en el cielo no lo podrían parar. Se propaga de
este a oeste sobre la colina creciente. Como un vasto gusano fiero se despliega
a través del cielo del norte-roto en muchas piezas y cada pieza repta para avanzar
por sí misma como un gusano sobre sus propios músculos. Se ha esparcido en los
más elegidos bosques de Valhalla- ahora se dispara como un único (solitario
fuego de guardia) matorral quemado-o donde alcanza un pino como la pólvora y
todavía continua brillando aquí y allí como un grueso tocón ardiendo y es
reflejado en el agua. Y ahora veo que los dioses con gran esfuerzo lo han aplacado
y que las estrellas han salido en paz sin miedo.
Aunque los pájaros no cantan, las cigarras hacen vibrar sus penetrantes
y duros élitros especialmente sobre los alders del camino. Estos juglares especialmente
comprometidos en el coro de la noche.
Lleva tiempo desprenderse de las impresiones triviales que
el día ha dejado-y así las primeras horas de la noche se pierden alguna veces.
Había dos halcones que ascendían y giraban en los bosques para nuestro
entretenimiento cuando estábamos en los bosques en Boon Plain el otro
día-cruzando las órbitas del otro de vez en cuando alternando como las ardillas
de la mañana. Hasta que alarmados por la imitación del grito de un halcón –
gradualmente se henchieron y se hicieron más aéreos y ascendieron en los cielos
donde al final se perdieron de vista. Aún así todo el tiempo mirando y escrutando
atentamente la superficie de la tierra en busca de un conejo o ratón extraviados.
HDT
Diario 7 de septiembre de 1851
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