"Pero condenar la analogía (deberíamos vivir nuestras vidas
como una obra de arte) por esta razón pierde su sentido, que reside en la
relación entre el valor de lo que es
creado y el valor de los actos que hicieron posible su creación. Valoramos el
gran arte no fundamentalmente porque tal arte como producto ayude a nuestras
vidas, sino porque encarna una realización, la respuesta a un desafío
artístico. Valoramos las vidas humanas bien vividas no por la narración que
completan, lo que la mera ficción podría servir de la misma manera, sino porque
ellas también encarnan una realización: una respuesta al desafío de tener una
vida que liderar. El valor final de nuestras vidas es adverbial, no de
adjetivación. El valor de la realización, no cualquier cosa que quede cuando se
sustrae la realización. Es el valor de una danza o inmersión brillantes cuando
las memorias se han desvanecido y la propagación de las ondas muere”
(Ronald Dworkin: “Justice for hedgehogs”, Dignity, página 197. Traducción Guillermo Ruiz )
Donde pongo la vida pongo el fuego
de mi pasión volcada y sin salida.
Donde tengo el amor, toco la herida.
Donde pongo la fe, me pongo en juego.
Pongo en juego mi vida, y pierdo, y luego
vuelvo a empezar, sin vida, otra partida.
Perdida la de ayer, la de hoy perdida,
no me doy por vencido, y sigo, y juego
lo que me queda: un resto de esperanza.
Al siempre va. Mantengo mi postura.
Si sale nunca, la esperanza es muerte.
Si sale amor, la primavera avanza.
Pero nunca o amor, mi fe segura:
jamás o llanto, pero mi fe fuerte.
Angel González (Sin esperanza con convencimiento)
When a man
dies he kicks the dust.
(HDT, Walden)
(HDT, Walden)
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