Porque exige un certero cazador jugar un juego tan trivial incluso como el de los patos y señuelos: el cazador debe tener un empeño particular y saber cuál es su empeño. Tendría una pequeña posibilidad si disparará al azar en el cielo, una vez informado de que los patos volaban allí. Y así es con aquel que dispara a la belleza, aunque espere hasta que el cielo caiga él no logrará ninguna si no sabe ya sus estaciones y terrenos y el color de su ala, si no la ha soñado de manera que pueda anticiparla; entonces el dispara a cada paso, tira doble y sobre el ala, con ambos cañones, incluso en los campos de maíz.
HDT
(traduccióm Guillermo Ruiz)
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