Después de tener algunos tratos de negocios con hombres, soy
ocasionalmente vejado y me siento como si hubiera hecho algo mal, y es difícil
olvidar la circunstancia desagradable. Veo que tal relación continuada me haría
completamente prosaico, duro y áspero. Pero la más larga relación con la Naturaleza, aun en sus
humores más rudos, no endurece y hace áspero. Un duro e insensible hombre a quien comparamos con una roca es de
hecho mucho más duro que una roca. De los hombres duros, insensibles y ásperos
con los que no tengo simpatía, voy a convivir con las rocas, cuyos corazones
son comparativamente suaves.
HDT
Diario 15 de noviembre de 1853
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