POEMA "INSPIRATION"
Lo que dejamos a Dios, Dios lo hace,
y nos bendice,
lo que elegimos hacer debería ser nuestro,
Dios nos lo deja.
Si con la cabeza erguida e iluminada canto,
aunque todas sus musas me presten su fuerza,
de mi pobre amor de cualquier cosa,
el verso brota débil y superficial como su fuente.
Pero si con el cuello inclinado busco,
auscultando detrás de mí la sabiduría,
con fe superior a la esperanza,
más ansioso de conservarla que de proyectarla,
Haciendo allí cómplice mi alma
a la llama que mi corazón ha prendido,
entonces el verso quedará para siempre,
el tiempo no puede torcer la línea que Dios ha escrito.
Siempre la vista general de las cosas
se presenta a revista delante de mí,
y trae tal amor verdadero y reverencia,
que algunas veces olvido que soy ciego.
Pronto llega, no buscado ni visto
algún claro viático divino,
y yo, que sólo he sido sensual,
crezco sensible, y soy tan cauteloso como Dios.
Oigo cuando antes sólo tuve oídos
y veo cuando antes sólo tuve ojos,
vivo momentos cuanto antes sólo viví años,
y desgrano la verdad cuando antes sólo conocí lo transmitido.
Oigo más allá del umbral de lo audible
veo más allá del horizonte visual,
nuevas tierras, cielos nuevos, nuevos mares alrededor
y en tal cenit el sol palidece.
Una armonía clara y antigua
penetra el ruido de mi alma,
por medio de su melodía suprema,
más allá de ella, más allá en su interior.
Más rápida su descarga que el relámpago
más sonora su voz que el trueno,
expande mis intimidades
a todos, y me deja sólo en medio de la multitud.
Habla con tal autoridad,
con tono tan sereno y rítmico,
que el tiempo desocupado se pierde
y me deja a solas con la Eternidad.
Entonces sucede mi natalicio
y sólo entonces comienza la vida,
de la fuerza de la humanidad es lo que florece,
es el fin de la paz y el comienzo de las contiendas.
Ha venido en el más amplio y veraniego mediodía,
por un muro gris o algún lugar fortuito,
tiempo sin estación, insulta a junio, y veja al día con su faz presumida.
Tal fragancia produce alrededor de mi sueño
más rica que las drogas arábigas,
que mi alma destila su vida, y despierta
el cuerpo, desde debajo de sus cubiertas perfumadas.
Tal es la musa, la doncella celestial,
la estrella que guía nuestro curso mortal,
la que muestra donde yace el verdadero centro de la vida,
su fina flor de grano, y su vigor inmortal.
La que con su aliento concierta las esferas,
y también mi pobre corazón humano,
con un impulso propulsa los años
que giran y da su comienzo a mi pulso inquieto.
No lo dudaré nunca más,
ni retractaré mi férrea fe,
porque si el sistema es desmantelado,
Dios no retira la palabra que una vez pronunció.
Creeré el amor no proferido,
que ni mi valor ni mi deseo han comprado,
que me alimenta de joven y me mantiene de viejo,
y convoca a las estrellas como testigos de mi pensamiento.
Educaré mi memoria
para conocer la única verdad histórica,
recordando hasta el final
la juventud inmortal y verdadera.
No seas sino la inspiración recibida,
perseguida a través de peligros que no importan,
calibraré el infierno o escalaré el cielo,
y seguiré reverenciando aquello barato que el amor ha comprado.
La fama no puede tentar al que canta,
quien es famoso con su Dios,
ni el laurel es recompensa
para quien tiene el asentimiento de su hacedor.
(Traducción Guillermo G. Ruiz)
Lo que dejamos a Dios, Dios lo hace,
y nos bendice,
lo que elegimos hacer debería ser nuestro,
Dios nos lo deja.
Si con la cabeza erguida e iluminada canto,
aunque todas sus musas me presten su fuerza,
de mi pobre amor de cualquier cosa,
el verso brota débil y superficial como su fuente.
Pero si con el cuello inclinado busco,
auscultando detrás de mí la sabiduría,
con fe superior a la esperanza,
más ansioso de conservarla que de proyectarla,
Haciendo allí cómplice mi alma
a la llama que mi corazón ha prendido,
entonces el verso quedará para siempre,
el tiempo no puede torcer la línea que Dios ha escrito.
Siempre la vista general de las cosas
se presenta a revista delante de mí,
y trae tal amor verdadero y reverencia,
que algunas veces olvido que soy ciego.
Pronto llega, no buscado ni visto
algún claro viático divino,
y yo, que sólo he sido sensual,
crezco sensible, y soy tan cauteloso como Dios.
Oigo cuando antes sólo tuve oídos
y veo cuando antes sólo tuve ojos,
vivo momentos cuanto antes sólo viví años,
y desgrano la verdad cuando antes sólo conocí lo transmitido.
Oigo más allá del umbral de lo audible
veo más allá del horizonte visual,
nuevas tierras, cielos nuevos, nuevos mares alrededor
y en tal cenit el sol palidece.
Una armonía clara y antigua
penetra el ruido de mi alma,
por medio de su melodía suprema,
más allá de ella, más allá en su interior.
Más rápida su descarga que el relámpago
más sonora su voz que el trueno,
expande mis intimidades
a todos, y me deja sólo en medio de la multitud.
Habla con tal autoridad,
con tono tan sereno y rítmico,
que el tiempo desocupado se pierde
y me deja a solas con la Eternidad.
Entonces sucede mi natalicio
y sólo entonces comienza la vida,
de la fuerza de la humanidad es lo que florece,
es el fin de la paz y el comienzo de las contiendas.
Ha venido en el más amplio y veraniego mediodía,
por un muro gris o algún lugar fortuito,
tiempo sin estación, insulta a junio, y veja al día con su faz presumida.
Tal fragancia produce alrededor de mi sueño
más rica que las drogas arábigas,
que mi alma destila su vida, y despierta
el cuerpo, desde debajo de sus cubiertas perfumadas.
Tal es la musa, la doncella celestial,
la estrella que guía nuestro curso mortal,
la que muestra donde yace el verdadero centro de la vida,
su fina flor de grano, y su vigor inmortal.
La que con su aliento concierta las esferas,
y también mi pobre corazón humano,
con un impulso propulsa los años
que giran y da su comienzo a mi pulso inquieto.
No lo dudaré nunca más,
ni retractaré mi férrea fe,
porque si el sistema es desmantelado,
Dios no retira la palabra que una vez pronunció.
Creeré el amor no proferido,
que ni mi valor ni mi deseo han comprado,
que me alimenta de joven y me mantiene de viejo,
y convoca a las estrellas como testigos de mi pensamiento.
Educaré mi memoria
para conocer la única verdad histórica,
recordando hasta el final
la juventud inmortal y verdadera.
No seas sino la inspiración recibida,
perseguida a través de peligros que no importan,
calibraré el infierno o escalaré el cielo,
y seguiré reverenciando aquello barato que el amor ha comprado.
La fama no puede tentar al que canta,
quien es famoso con su Dios,
ni el laurel es recompensa
para quien tiene el asentimiento de su hacedor.
(Traducción Guillermo G. Ruiz)
Inspiration
Whate'er we leave to God, God does,And blesses us;
The work we choose should be our own,
God leaves alone.
If with light head erect I sing,
Though all the Muses lend their force,
From my poor love of anything,
The verse is weak and shallow as its source.
But if with bended neck I grope
Listening behind me for my wit,
With faith superior to hope,
More anxious to keep back than forward it;
Making my soul accomplice there
Unto the flame my heart hath lit,
Then will the verse forever wear--
Time cannot bend the line which God hath writ.
Always the general show of things
Floats in review before my mind,
And such true love and reverence brings,
That sometimes I forget that I am blind.
But now there comes unsought, unseen,
Some clear divine electuary,
And I, who had but sensual been,
Grow sensible, and as God is, am wary.
I hearing get, who had but ears,
And sight, who had but eyes before,
I moments live, who lived but years,
And truth discern, who knew but learning's lore.
I hear beyond the range of sound,
I see beyond the range of sight,
New earths and skies and seas around,
And in my day the sun doth pale his light.
A clear and ancient harmony
Pierces my soul through all its din,
As through its utmost melody--
Farther behind than they, farther within.
More swift its bolt than lightning is,
Its voice than thunder is more loud,
It doth expand my privacies
To all, and leave me single in the crowd.
It speaks with such authority,
With so serene and lofty tone,
That idle Time runs gadding by,
And leaves me with Eternity alone.
Now chiefly is my natal hour,
And only now my prime of life;
Of manhood's strength it is the flower,
'Tis peace's end and war's beginning strife.
It comes in summer's broadest noon,
By a grey wall or some chance place,
Unseasoning Time, insulting June,
And vexing day with its presuming face.
Such fragrance round my couch it makes,
More rich than are Arabian drugs,
That my soul scents its life and wakes
The body up beneath its perfumed rugs.
Such is the Muse, the heavenly maid,
The star that guides our mortal course,
Which shows where life's true kernel's laid,
Its wheat's fine flour, and its undying force.
She with one breath attunes the spheres,
And also my poor human heart,
With one impulse propels the years
Around, and gives my throbbing pulse its start.
I will not doubt for evermore,
Nor falter from a steadfast faith,
For thought the system be turned o'er,
God takes not back the word which once He saith.
I will not doubt the love untold
Which not my worth nor want has bought,
Which wooed me young, and woos me old,
And to this evening hath me brought.
My memory I'll educate
To know the one historic truth,
Remembering to the latest date
The only true and sole immortal youth.
Be but thy inspiration given,
No matter through what danger sought,
I'll fathom hell or climb to heaven,
And yet esteem that cheap which love has bought.
___________________
Fame cannot tempt the bard
Who's famous with his God,
Nor laurel him reward
Who has his Maker's nod.
Henry David Thoreau
Fotografías del 2 de Marzo de 2013
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