Sunday, January 21, 2024

LA AGONÍA Y LA VIOLENCIA EUROPEA (III) : EL SOFISTA, EL POLÍTICO Y EL HACEDOR UNIVERSAL ("ANTIPARTISANO")

 




I did not fear the hen-harriers, for I kept no chickens; but I feared the men-harriers rather

HDT

(Walden)
 
 
(Lo que escapa de ser memoria,tras de haberla atravesado,es libertad.
 
María Zambrano,Dictados y sentencias)
 

El liberalismo (...) mantuvo todavía más el encantamiento producido por el naturalismo (...) porque acentuó la confianza fatal, aunque llevándola a distinto objeto; el naturalismo la había llevado hacia la naturaleza; el liberalismo hacia la naturaleza humana.

(María Zambrano, "La agonía de Europa")

"Enigma y monstruo más pavoroso que el de la naturaleza: el monstruo de lo social"

Sin duda, llamaría la atención de Zambrano en la actual agonía y violencia europea, la clarividencia griega en la descripción del "monstruo de lo social" en El Sofista de Platón

Y en esto, su libro, crítico en otros aspectos del pensamiento griego, debería reconocer cómo 2.400 años después de haber sido escrito El Sofista muestra la raíz de la unificación política del sofista, del político y del hacedor universal, todos ellos unidos para la caza, en las "democracias del mercado pletórico", del animal domesticado que es el hombre ("el monstruo de lo social").

Los "políticos" y sus agentes reúnen hoy todas las definiciones del sofista ("Si un hombre pretendiese saber, no decir y contradecir, sino hacer y ejecutar, por medio de un solo y mismo arte, todas las cosas...") y, además, no pueden ser cuestionados porque su "legitimidad democrática" es la ciencia y el hacedor universal inmaculado (a escala planetaria). Asimismo liberada de la prueba de la experiencia (y de sus resultados).

El Extranjero y Teetetes así lo describen. Resulta asombroso, pero solo porque el monstruo de lo social también lo es. En la Grecia clásica igual que en la España y la Europa del siglo XXI:

 

"EXTRANJERO. La caza en tierra comprende dos grandes partes.

TEETETES. ¿Cuáles?

 EXTRANJERO. La caza de los animales domesticados, y la de los animales bravíos.

TEETETES. ¿Pero hay caza de animales domesticados?

EXTRANJERO. Sin duda, si el hombre es un animal domesticado. Pero escoge el partido que quieras; o decir que no existen animales domesticados; o que existen, pero que el hombre es un animal salvaje; o bien que el hombre será un animal domesticado, pero que en tu opinión no hay caza de hombres. Dinos a cuál de estas opiniones das la preferencia.

TEETETES. Estoy persuadido, extranjero, de que nosotros somos animales domesticados y que hay caza de hombres.

EXTRANJERO. Digamos, pues, que la caza de animales domesticados es doble.

TEETETES. ¿Como?

EXTRANJERO. Con la piratería, la esclavitud, la tiranía, las artes de guerra, formaremos una sola especie, y la llamaremos caza por la violencia.

TEETETES. Perfectamente.

EXTRANJERO. El arte de seguir el curso de un negocio ante los tribunales, en las asambleas de pueblo, en las conversaciones familiares forma otra especie, que llamaremos caza por la persuasión.

TEETETES. Perfectamente.

EXTRANJERO. Pero la caza por la persuasión se divide en dos géneros.

TEETETES. ¿Cuáles?

EXTRANJERO. La una es privada, la otra pública.

TEETETES. Estos dos géneros existen en efecto.

EXTRANJERO. En la caza privada hay la que reclama un salario y la que hace presentes.

TEETETES. No lo comprendo.

EXTRANJERO. No te has fijado, al parecer, en la caza de los amantes.

TEETETES. ¿Cómo?

EXTRANJERO. Los amantes tienen costumbre de hacer presentes a los que persiguen por amor.

TEETETES. Es muy cierto.

EXTRANJERO. Esta especie de caza privada será el arte de amar.

TEETETES. Muy bien.

EXTRANJERO. En cuanto a la caza privada, que aspira a un salario, hay una especie en la que el cazador se atrae las gentes por medio de caricias, o emplea el placer como cebo, sin exigir otro salario que su propio alimento, y yo creo que convendremos en llamar a esto el arte de la adulación o el arte de procurar placeres.

TEETETES. Sin duda.

EXTRANJERO. Pero la otra especie, en la que se proclama que no se buscan los hombres sino para enseñarles la virtud, indemnizándose de este servicio con dinero contante, ¿no merece que se la dé un nombre particular?

TEETETES. Sin duda.

EXTRANJERO. ¿Qué nombre? Dilo.

TEETETES. Es bien claro; y no puedo dudar que nos hemos encontrado con el sofista. Dando este nombre al cazador de que se trata, creo darle el nombre que le conviene.

EXTRANJERO. Resulta, Teetetes, de todo lo que acabamos de decir, que por sofística debe entenderse el arte de apropiar, de adquirir con violencia, a manera de la caza de los animales andadores, terrestres y domesticados, la caza de la especie humana, caza privada, que busca un salario y salario á dinero contante, y que, con el aparato engañador de la ciencia, se apodera de los jóvenes ricos y de distinción.

TEETETES. De hecho es lo que dices.

EXTRANJERO. Coloquémonos ahora en otro punto de vista. Porque no es de poco valor el arte a que se refiere nuestra indagación, y, antes bien, es por el contrario de una extrema variedad. Y lo que acabamos de decir da lugar a pensar, que el sofista pertenece aún a otro género diferente del que le hemos asignado.

TEETETES. Veamos, explícate.

EXTRANJERO. Hemos sentado, que el arte de adquirir comprende dos especies, la adquisición por la caza y la adquisición por convenio.

TEETETES. Así lo hemos establecido.

EXTRANJERO. Distinguiremos en la adquisición por convenio el que tiene lugar por donación y el que tiene lugar por compra y venta.

TEETETES. Distingámoslos.

EXTRANJERO. Ahora diremos, que la adquisición por compra y venta se divide en dos partes.

TEETETES. ¿Cómo?

EXTRANJERO. En la una se venden los productos de su propia industria, y la llamaremos comercio de primera mano; en la otra se venden los productos de una industria ajena, y la llamaremos comercio de segunda mano.

TEETETES. Muy bien.

(…)

EXTRANJERO. Mi pregunta es la siguiente: ¿es posible que un hombre lo sepa todo?

TEETETES. Nuestra especie, ¡oh extranjero seria entonces demasiado dichosa!

EXTRANJERO. ¿Cómo el que no sabe puede decir algo razonable, cuando contradice al que sabe?

TEETETES. No es posible.

(…)

EXTRANJERO. Si un hombre pretendiese saber, no decir y contradecir, sino hacer y ejecutar, por medio de un solo y mismo arte, todas las cosas...

TEETETES. ¿Cómo todas las cosas?

EXTRANJERO. He aquí que comienzas por no entender mis primeras palabras, puesto que no comprendes lo que significa todas las cosas.

TEETETES. No, en verdad.

EXTRANJERO. Por todas las cosas quiero decir tú y yo, y además todos los animales y todas las plantas.

TEETETES. ¿Y después?

EXTRANJERO. Si alguno se creyese capaz de hacernos, a tí y a mí, y de hacer todos los seres vivos...

TEETETES. ¿Qué entiendes por hacer? Aquí no se trata de un labrador, porque hablas de un hombre capaz de hacer animales.

EXTRANJERO. Sin duda, e igualmente el mar, la tierra, el cielo, los dioses y todo lo demás; y aun supongo que, después de haber hecho todas estas cosas en un abrir y cerrar de ojos, las vendería a un ínfimo precio.

TEETETES. Lo que dices es una pura burla.

EXTRANJERO. ¡Qué! Pretender que se saben todas las cosas, y que todas se pueden enseñar a otros a precio módico y en poco tiempo, ¿no es también una burla?

TEETETES. Incontestablemente.

 EXTRANJERO. ¿Conoces burla, que exija más arte y produzca más placer que la imitación?

TEETETES. No, porque lo que designas con un solo nombre encierra mil variedades.

EXTRANJERO. ¿No estimamos que el hombre, que se alaba de ser capaz de hacer todas las cosas mediante un solo arte, es lo mismo que el que, por medio de la pintura, imita seres, les da los mismos nombres, y mostrando estas imágenes de lejos a los niños, que no tienen uso de razón, hace que formen una idea ilusoria de su habilidad, y les convence de que puede fabricar perfectamente con sus manos cuanto quiera?

TEETETES. Sin duda.

EXTRANJERO. Y bien, ¿no creemos que puede darse en los discursos un arte semejante? ¿No es posible que se engañe a los jóvenes, alejados aún de la verdad de las cosas, haciéndoles oír vanos discursos, mostrándoles de palabra imágenes de todos los seres, convenciéndoles de que estas imágenes son la verdad misma, y que el que se las presenta es en todo el más instruido de los hombres?

TEETETES. Nada obsta a que semejante arte exista.

EXTRANJERO. Respecto a la mayor parte de los que oyen estos discursos, mi querido Teetetes, cuando con el trascurso del tiempo han llegado a la edad madura, ¿no es una necesidad que, encontrándose con las cosas mismas, y forzados por las impresiones que reciben a fijar en ellas su atención, modifiquen sus primeras opiniones, juzguen pequeño lo que les había parecido grande, difícil lo que hablan visto fácil, y que vean, en fin, desvanecerse por todas partes los fantasmas de aquellos discursos engañosos al contacto de los hechos y de la realidad?

TEETETES. Así lo pienso, en cuanto lo permite mi edad; porque soy aún de los que no perciben las cosas más que de lejos.

EXTRANJERO. He aquí porque los presentes nos esforzaremos, y ya nos esforzamos, en aproximarte a la verdad, aun antes de que lleguen para ti las advertencias de la experiencia. Pero volvamos al sofista, y dime: ¿no es ya claro para nosotros que es un charlatán, que quiere imitar la realidad, o dudamos aún en razón de si, siendo capaz de discutir sobre todas las cosas, posee verdaderamente la ciencia universal?

TEETETES. No, extranjero, eso no puede ser. Después de lo que hemos dicho, es claro que debe colocarse al sofista entre los farsantes.

EXTRANJERO. Es preciso definir al sofista, diciendo que es un charlatán y un imitador.

TEETETES. ¿Cómo no definirlo así?

EXTRANJERO. ¡Ánimo, pues! Ahora no dejemos escapar la caza. Le hemos envuelto en la red de los razonamientos, con que le hemos sitiado por todas partes, y no puede escapar...

TEETETES. ¿De qué?

EXTRANJERO. De ser considerado como un miembro de la familia de los autores de encantamientos.

TEETETES. La misma idea me formo yo del sofista."

(Platón, “El Sofista” en Obras completas, edición de Patricio de Azcárate, tomo 4, Madrid 1871)

https://www.filosofia.org/cla/pla/img/azf04009.pdf

https://www.filosofia.org/pcero.htm

https://www.filosofia.org/index.htm

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