La bendición ¿es premio del esfuerzo?
Hoy: 124 aniversario del nacimiento de Ernst Jünger, autor de "Der Waldgang" (La emboscadura, 1951)
Jünger menciona la orden dictada personalmente por Goebbels a todos los medios
de comunicación alemanes, prohibiendo que hiciesen mención de su quincuagésimo
cumpleaños el 29 de marzo de 1945, como la única “distinción” a la que él
otorgaba valor.
“La de Thoreau es seguramente
una de las más genuinas defensas de la libertad individual”
(Ernst Jünger, Los titanes verdaderos. Península 1998, página 73)
(Ernst Jünger, Los titanes verdaderos. Península 1998, página 73)
(Aquí 10/04/2010)
En una situación en que son los técnicos quienes
administran los Estados y los remodelan de acuerdo con sus ideas, están
amenazadas de confiscación no sólo las digresiones metafísicas y las
consagradas a las Musas, lo está también la pura alegría de vivir. Quedaron
atrás hace ya mucho los tiempos en que la propiedad era considerada un
latrocinio. Del lujo forma parte también el modo propio de ser, el ethos, del
que dice Heráclito que es el daimon del ser humano. La lucha por un modo propio
de ser, la voluntad de salvaguardar un modo propio de ser es uno de los
grandes, de los trágicos asuntos de nuestro tiempo.
Ernst Jünger (Prólogo
a Radiaciones I, traducción de Andrés Sánchez Pascual)
De hecho no conocer el
futuro es privilegio del ser humano; es uno de los diamantes en la diadema del
libre albedrío que lleva puesta. Si perdiera ese privilegio, se tornaría un
autómata en un mundo de autómatas.
Ernst Jünger (París, 9
de Agosto de 1942)
“Un día se presentó en
el despacho de Speidel un emisario de Goebbels con una extraña petición: la de
que forzase a Jünger a eliminar de las futuras ediciones de Jardines y
carreteras la famosa mención del Salmo 73. Speidel liquidó la cuestión con un
despreciativo: “Yo no mando en el espíritu de mis oficiales””
(Andrés Sánchez
Pascual, Nota introductoria a Radiaciones I)
Eso era cuando había
“oficiales”. Hoy cualquier situación parecida, nimia o no, ni siquiera
suscita el más mínimo reparo. No hay que mandar sobre el espíritu. Hacerlo
quiere decir erradicar cualquier sombra de él.
(Aquí 28/06/2015)
¿Deberían poder
dejarse en herencia los conocimientos,de igual manera que se dejan en herencia
los bienes materiales?A mí esto antes me parecía justo.Pero: si pudiera dejarse
en herencia también lo adquirido, eso no podría incluir la ganancia que va ligada
a la adquisición misma y a la que no conduce ninguna otra puerta, ningún acceso
mágico.”La bendición es el premio del esfuerzo”.
Un saber acumulado por
herencia llevaría a centros visibles de poder mágico y, a la postre, a que
enanos malvados dominasen el mundo.Tal dominio está ya apuntado en los tipos
que hoy cosechan admiración planetaria por sus artes matemáticas.
Ernst Jünger (1965-1970,
A bordo 17 de agosto de 1965, traducción de Andrés Sánchez Pascual)
(Aquí el 23/06/2018)