Friday, March 29, 2019

29 de marzo de 2019




La bendición ¿es premio del esfuerzo?

Hoy: 124 aniversario del nacimiento de Ernst Jünger, autor de "Der Waldgang" (La emboscadura, 1951)


Jünger menciona la orden dictada personalmente por Goebbels  a todos los medios de comunicación alemanes, prohibiendo que hiciesen mención de su quincuagésimo cumpleaños el 29 de marzo de 1945, como la única “distinción” a la que él otorgaba valor.

“La de Thoreau es seguramente una de las más genuinas defensas de la libertad individual”

(
Ernst Jünger, Los titanes verdaderos. Península 1998, página 73)

(Aquí 10/04/2010)

En una situación en que son los técnicos quienes administran los Estados y los remodelan de acuerdo con sus ideas, están amenazadas de confiscación no sólo las digresiones metafísicas y las consagradas a las Musas, lo está también la pura alegría de vivir. Quedaron atrás hace ya mucho los tiempos en que la propiedad era considerada un latrocinio. Del lujo forma parte también el modo propio de ser, el ethos, del que dice Heráclito que es el daimon del ser humano. La lucha por un modo propio de ser, la voluntad de salvaguardar un modo propio de ser es uno de los grandes, de los trágicos asuntos de nuestro tiempo.

Ernst Jünger (Prólogo a Radiaciones I, traducción de Andrés Sánchez Pascual)

De hecho no conocer el futuro es privilegio del ser humano; es uno de los diamantes en la diadema del libre albedrío que lleva puesta. Si perdiera ese privilegio, se tornaría un autómata en un mundo de autómatas.

Ernst Jünger (París, 9 de Agosto de 1942)

“Un día se presentó en el despacho de Speidel un emisario de Goebbels con una extraña petición: la de que forzase a Jünger a eliminar de las futuras ediciones de Jardines y carreteras la famosa mención del Salmo 73. Speidel liquidó la cuestión con un despreciativo: “Yo no mando en el espíritu de mis oficiales””

(Andrés Sánchez Pascual, Nota introductoria a Radiaciones I)

Eso era cuando había “oficiales”. Hoy cualquier situación parecida, nimia o no,  ni siquiera suscita el más mínimo reparo. No hay que mandar sobre el espíritu. Hacerlo quiere decir erradicar cualquier sombra de él.

(Aquí 28/06/2015)

¿Deberían poder dejarse en herencia los conocimientos,de igual manera que se dejan en herencia los bienes materiales?A mí esto antes me parecía justo.Pero: si pudiera dejarse en herencia también lo adquirido, eso no podría incluir la ganancia que va ligada a la adquisición misma y a la que no conduce ninguna otra puerta, ningún acceso mágico.”La bendición es el premio del esfuerzo”.

Un saber acumulado por herencia llevaría a centros visibles de poder mágico y, a la postre, a que enanos malvados dominasen el mundo.Tal dominio está ya apuntado en los tipos que hoy cosechan admiración planetaria por sus artes matemáticas.

Ernst Jünger (1965-1970, A bordo 17 de agosto de 1965, traducción de Andrés Sánchez Pascual)

(Aquí el 23/06/2018)


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