DIARIO SABADO 24 DE MAYO DE 1851
Un individuo sano y creciente revoluciona cada día. Qué instituciones humanas pueden sobrevivir la experiencia matutina. El sueño de una noche-si de hecho hemos descansado y crecido en nuestro sueño- las pone detrás de nosotros como el río Leteo. No es nada inusual para él ver perecer los reinos de este mundo.
(…)
Soy golpeado por el hecho de que cualquier experiencia individual importante es rara-aunque sea tan rara que el individuo sea consciente de una relación con su hacedor que trasciende el tiempo, el espacio y la tierra-aunque cualquier conocimiento o comunicación de la “Providencia” sea la cosa más rara del mundo-aún así, los hombres fácilmente-considerándose a sí mismos groseramente, hablan de llevar a cabo los designios de la Providencia como naciones. Cuán a menudo el hombre Sajón habla de llevar a cabo los designios de la Providencia, como si tuviera algún conocimiento de la Providencia y sus designios. Los hombres se permiten asociar la Providencia y su designio con sus estúpidos pensamientos cotidianos de las cosas.
Ese lenguaje, que solo puede narrar la experiencia poética más preciosa, es usurpado por la prosa más seca y muerta.
Esta “Providencia” es el chiste más mustio del Universo. El chico de la oficina sale de ella “por el permiso de la Providencia”.
HDT
(Traducción Guillermo Ruiz)
Tiempo déjame jugar y ser
De Oro en la bendición de sus medios
(…)
Y nada me preocupó, en mis azules tratos celestes, que el tiempo concede,
En todo su armonía convirtiendo tan raras canciones matutinas,
Antes de que la niñez verde y dorada
Le siguiera ya sin su gracia
Dylan Thomas
(Fern Hill, fragmento. Traducción Guillermo Ruiz)
A nadie pertenecemos salvo al punto de oro de esa lámpara, desconocida e inaccesible para nosotros, que mantiene la vigilia del valor y el silencio.
Nous n’appartenons à personne sinon au point d’or de cette lampe inconnue de nous, inaccesible à nous quie tient éveillés le courage et le silence.
(René Char, Hojas de Hipnos. Traducción de Jorge Riechmann)