Sunday, July 10, 2011

THOREAU EN EL SIGLO XXI

In the busy streets …

En las calles ocupadas, dominio del comercio,

El hombre es un vigilante amargado, o un vano y amenazante chulo,

Que no puede reclamar ningún parentesco cercano conmigo

Distinto de la mera hermandad legal.

HDT


THOREAU EN EL SIGLO XXI, SEGUN EDWARD O. WILSON

“Thoreau fue considerado por muchos de sus contemporáneos, y por muchos de nuestros contemporáneos, como un excéntrico que escapó, para soñar, de la corriente principal de la vida real de su tiempo. El hizo justamente lo opuesto. El entendió intuitivamente lo que nosotros conocemos ahora en términos más concretos y objetivos: que la humanidad es un especie biológica y por ello está adaptada exquisitamente al mundo natural que la alumbró. Fue el observador científico y el expositor lírico que utilizó el poder de la conjunción entre ciencia y humanidades. Fue el primer gran escritor naturalista, cuyo conocimiento del mundo viviente, basado en la experiencia, fue refinado y projectado como poesía. La literatura sobre la naturaleza es una de las grandes innovaciones de la literatura americana. Sus figuras incluyen, además, a John Muir, Aldo Leopold y Rachel Carson.

Juntos nos dicen que la humanidad coevolucionó con el resto de la vida en nuestro planeta; los "otros mundos" no están en nuestro genes. Es una falsa ilusión considerar que la gente puede desarrollarse aparte del mundo viviente. Podríamos hacerlo físicamente, como animales estabulados, pero no espiritualmente, no con la potencialidad para la cual nuestro cerebro está diseñado. Creo que esto es lo que Thoreau dijo, en el estilo del siglo XIX, cuando afirmó: en la naturaleza salvaje se encuentra la preservación del mundo.


La gente se dirige a la naturaleza en busca de nueva vida y maravillas, y desde ella regresan a las partes de la tierra que han sido humanizadas y convertidas en entornos seguros. La naturaleza, y en especial, la parte salvaje de la misma, induce la paz del alma porque no necesita ninguna ayuda; está más allá de la preocupación humana.

Con millones de años de edad no puede corromperse a sí misma pero puede ser destruida. También es una metáfora de una oportunidad ilimitada, alzándose desde la memoria tribal de un tiempo en el que la humanidad se dispersó por todo el mundo, valle a valle, isla a isla, empujada por dios. Firme en la creencia de que la tierra virgen se prolongaba sin fin en el horizonte. Este es un sueño americano, al cual Thoreau significativamente contribuyó, y sería sabio guardar vivo dicho sueño con la preservación de nuestra naturaleza salvaje, no sólo para las serpientes "garter", las salamandras y las flores salvajes que comparten nuestro planeta, sino también para nosotros.”

Edward O. Wilson

Aquí puede encontrarse le versión inglesa junto con comentarios de otros autores

(traducción de Guillermo G. Ruiz)




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