El género humano
aparece desde el momento en que, al contrario de los animales, rompe con la regla
darwinista de la selección del más fuerte. ¿Quién no ve que están
desapareciendo especies, erradicadas precisamente por este decreto de poder? De
este modo, las leyes de nuestra propia historia se oponen, en momentos raros y
decisivos, a las de la evolución. Milagro, un pobre se alza entre los frágiles,
un débil entre los simples. Por esta razón, secretamente, no somos ni animales
ni dioses, es decir, inteligentes. La jerarquía preserva lo que queda en
nosotros de animales, tontos. ¿Podemos soñar con borrar esta bestialidad, en el
sentido etimológico de la palabra, en toda formación para una ingeniosidad?
Pasaporte para la
sabiduría y la felicidad
Una felicidad
positiva vendría de acumular, en sí y para sí, múltiples capacidades, de
aprender, de conocer, de especializarse, de comunicar incluso, ¡qué sueño!. Sin
tener que pasar por la pasión de la envidia o de la competencia hiriente, sin
exclusión ni condena al hambre de los perdedores, sin escaleras hacia el
Parnaso, sin establecer jerarquías.
Una cartografía
instantánea, compleja, variada, una película continua de nuestras aptitudes,
variables, no se parecería con seguridad a ninguna otra, ya que seguirían o
describirían un perfil evolutivo de nuestra identidad singular o individual,
desde el punto de vista pedagógico únicamente y sin pretender agotarlo, pero,
sobre todo, establecerían una diferencia clara con los colectivos correspondientes
a cada nivel de habilidad, cuyo poder contribuirían a borrar. Un microchip de
este tipo, fácil de realizar, repararía el error lógico y la injusticia de que
hablamos y además muchas desgracias humanas. ¿Quién nos impide crearlo, no sólo
para las personas, sino también para cualquier grupo asociado?
No importa quién
seas, clasificado, aparcado, estrujado por niveles, con un alma mater
alimentada con un resentimiento ácido, o un desprecio acerado hacia categorías
que crees más altas o más bajas, sal ya de la prisión, para convertir este
estandarte flotando al viento en tu capa de Arlequín, abigarrada, atigrada,
tornasolada, moteada, salpicada, mezclada, variada, variable, tan plisada como
la piel y tan móvil como el rostro, sonrisas, guiños y llantos: ¿quién podría
jerarquizar unos retratos?
Momento solemne en
el que, no reductora y tributaria de la complejidad, aparece una nueva igualad.
(Michel Serres,
Atlas, 1994.Traducción de Alicia Martorell. Atlas está dedicado a Abdelwahed Ibrahimi,
en recuerdo de Itzer, en el Atlas)
The more I take the more I give
The more I die the more I live
I got something in my pocket make your eyeballs swim
(12 de noviembre de 2012)
La vida es una deuda que no podemos saldar
Cuando W. Churchill dijo "Never was so much owed by so many to so few" no se refería solo a la batalla de Inglaterra. La humanidad es la deuda de la que todos procedemos
Siempre quedará la Behobia San Sebastián
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