Wednesday, March 10, 2021

DUALIDAD

 


DUALIDAD

Así Dios creó al hombre en su

propia imagen, en la imagen de Dios

lo creó; hombre y mujer

los creó

I

Amar es sufrir-lo supe

la primera vez

que te pedí tu amor?

No lo sabía. Aun así hasta

que no lo supe, no pude saber lo que

pedí, o di. Di

un sufrimiento que tomé: tuyo

y mío, mío cuando tuyo;

y el tuyo es el que más he temido.

 

II

Qué puede llevarnos más allá

de este conocimiento, para que tú

nunca desees deshacer nuestra vida? Porque si tú

lo desearas así, yo también debería,

y amantes todavía no nacidos

a los que estamos alcanzando

con amor, volveríamos a esta

página, y la encontraríamos vacía.

 

III

He temido ser desconocido

y ofender-Debo hablar,

entonces, contra el miedo

del habla. Qué, si escuchando,

no tienes respuesta,

y la desesperación de la mente

anula la esperanza del cuerpo?

La vida en el tiempo puede justificar

cualquier conclusión, cuando

nuestra voluntad es concluir.

 

IV

Mírame ahora. Ahora,

después de todos los años, mírame

no tengo ninguna belleza aparte

de la que hemos sido

y hecho. Mírame

con la mirada que la ira

y la pena te han enseñado,

la mirada en la que nada

es guardado ni retenido.

 

V

Me miras, me das

una luz, que recibo y devuelvo,

y somos sostenidos, y todo

nuestro tiempo es sostenido.

En esta mirada que toca-este toque,

que, presionado contra el contacto

que retorna en la oscuridad,

es casi visión. Ardemos

y vemos por nuestra propia luz.

 

VI

Ojos mirando en los ojos que miran

en los ojos, tacto que ve

en la oscuridad, recuerdan el Paraíso,

nuestra verdadera casa. La imagen de Dios

nos llama para sí misma. Nos movemos

con impulso que no es nuestro,

luz sobre luz, día

y noche, ondulación como dos árboles

Ondulan al mismo viento.

 

VII

Permítasenos no alcanzar ninguna conclusión,

sino la de nuestros cuerpos que arden

en el tiempo sin medida. El cielo

y la tierra nos dan esta noche

en la cual nos hablamos de

un Reino por venir, diciendo

su secreto, sus nombres silenciosos.

Somos palabras encarnadas,

la alegría proferida del otro.

 

VIII

Unidos en nuestro movimiento mortal

llegamos a la resurrección de las palabras, se alzan

en nuestras bocas, liberadas

de daños, errores y mala suerte.

En sus nuevas claridades

la hoja brilla, el aire

limpia, las sílabas de agua son

claras como estrellas en el aire nocturno.

 

IX

Llegamos, no vistos, en la oscuridad,

a la gran fiesta de los amantes

donde nada es retenido.

Que estamos allí lo sabemos

por el tacto, por visión interior.

Todos están aquí, quienes

reciben dando, recibiendo

dan, quienes por su vida

aman, y por su amor viven.

 

WB (from Entries)

(traducción Guillermo Ruiz Zapatero)




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