Sunday, January 17, 2021

CANTO DEI MORTI: LOS ÁRBOLES (III) DE LAS CALLES DESCARTES

 










EN EL CORAZÓN VIVO DE NUESTRAS CIUDADES

(PRIMO LEVI, ALMANAQUE)

SOMOS INVENCIBLES PORQUE SOMOS LOS VENCIDOS

INVULNERABLES POR CAÍDOS

(PRIMO LEVI, CANTO DEI MORTI INVANO)

DIARIO 14 DE MAYO DE 1852

La mayoría de los hombres son fácilmente transplantables de un lugar a otro, porque tienen tan poca raíz-ninguna raíz principal-, o porque sus raíces penetran tan poco, que puedes echarles una pala debajo y volverlos del revés, con raíces y todo.

HDT

(traducción Guillermo Ruiz)

 (Primera vez aquí, 16 de mayo de 2012)

Diario 17 de Mayo de 1858

Llueve a ratos abundantemente mientras ando, pero veo a un granjero con sus hijos, John Hosmer, todavía trabajando bajo la lluvia, inclinado terminando su plantación. El está calándose lentamente, tranquilamente echando estiércol en los surcos. La lluvia es buena para el pensamiento. A mí me resulta especialmente agradable a medida que penetro en el bosque y oigo el calmante goteo sobre las hojas. Me domicilia en la naturaleza. Los bosques son más como una casa a consecuencia de la lluvia; los pocos sonidos suaves resuenan más huecos en ellos; los pájaros brincan más cerca, los mismos árboles parecen calmados y pensativos. Las nubes no son sino un alero más alto. Las nubes y la lluvia me confinan a los objetos cercanos, la superficie de la tierra y los árboles.

 HDT

(traducción Guillermo Ruiz)

 (Primera vez aquí, 19 de mayo de 2013)

Mirado con delectación los árboles en el Parque Norte y en la calle y recordado la frase de Proust:

 “Y así miraba yo los árboles penetrado de infinita ternura que iba mucho más allá de ellos"

Diario 2 de enero de 1841

Los arbustos de roble resonando en la fina y fría brisa son un fuego lento que crepita. Tienen más calor que los pinos. El verde es un color frío.

La riqueza del perfil del bosque contra el cielo está en proporción al número de intersticios distintos a través de los cuales la luz nos alcanza.

Cada aguja del pino blanco vibra nítidamente en la brisa, lo que en la parte soleada da a todo el árbol un aspecto de espuma que brilla.

Hoy me pare un poco en el sendero para admirar como los árboles crecen sin previsión y al margen del tiempo y las circunstancias. Ellos no esperan como esperan los hombres-ahora es la edad de oro del árbol joven-Tierra, aire, sol y lluvia son ocasión suficiente.

HDT

(traducción Guillermo Ruiz)

 (Primera vez aquí, 13 de octubre de 2013)

 Leído el poema de Yves Bonnefoy "El árbol de la calle Descartes":

Caminante,

mira este gran árbol y mira a través de él,

eso puede bastar.

Pues hasta roto y sucio, el árbol de las calles

es toda la naturaleza, todo el cielo,

el pájaro en él se posa, el viento se agita, el sol

dice allí la misma esperanza, a pesar de la muerte.

Filósofo,

ya que tienes la suerte de tener el árbol en tu calle,

tus pensamientos serán menos arduos, tus ojos más libres,

tus manos más deseosas de menos noche.

Yves Bonnefoy (traducción de Enrique Moreno Castillo)

(Primera vez aquí, 11 de marzo de 2018)

Una ciudad necesita estos estimulantes inocentes de perspectivas brillantes y animadas para mantener a raya a la melancolía y la superstición. Muéstrame dos villas, una enramada de árboles e iluminada con todas las glorias de Octubre, la otra un desperdicio meramente trivial y sin árboles, o con un solo árbol para los suicidas, y estaré seguro de que en la última se encontrarán los mayores y más famélicos y presuntuosos beatos y los bebedores más desesperados. Cada bargueño para lavar, cántaro de leche y piedra funeraria serán expuestos. Los habitantes desaparecerán abruptamente detrás de de sus granjas y casas, como Arabes del desierto tras sus rocas, y yo miraré para encontrar porras en sus manos. Ellos estarán dispuestos a aceptar la más estéril y desesperada doctrina, la de que el hombre está caminando rápidamente hacia su fin, o la de que ya ha llegado a él, o que ellos, por sí mismos, han sido dados la vuelta por el lado equivocado. Ellos juntarán quizás sus secas articulaciones unas con otras y lo llamarán una comunicación espiritual.

Pero para limitarnos a los Arces. ¿Qué sucedería si nos tomáramos la mitad de molestias en protegerlos que las que nos tomamos en plantarlos-no atando estúpidamente nuestros caballos a sus troncos-dalia?.

Qué pretendieron los fundadores al establecer esta perfecta institución viviente delante de la Iglesia- la institución que no necesita reparación ni revoco, que es continuamente prolongada y reparada por su crecimiento?.Seguramente ellos

Forjados en una sádica sinceridad
No se pudieron liberar de Dios por ellos mismos
Ellos plantaron mejor que supieron
Los árboles conscientes crecieron hacia la belleza

Verdaderamente estos Arces son predicadores baratos, permanentemente en paz, que predican sermones de medio siglo, un siglo y ay de un siglo y medio, con unción e influencia en constante crecimiento, dirigiendo a muchas generaciones de hombres; y lo menos que podemos hacer es proporcionarles compañeros adecuados a medida que empiezan a estar enfermos.

(HDT, Tintes Otoñales, 7 de noviembre de 2010)

Considera qué vasta cosecha es así depositada anualmente sobre la tierra. Esta, más que cualquier grano o semilla, es la gran cosecha del año. Los árboles están ahora repagando con interés a la tierra lo que tomaron de ella. Están descontando. Están añadiendo el grosor de una hoja a la profundidad del suelo. Esta es la bella vía en que la naturaleza consigue su abono mientras yo regateo con este hombre y aquel, quien me habla del sulfato y del coste del transporte. Todos son los más ricos por esta caída. Estoy más interesado en este grano que en el césped inglés o en el maíz. El prepara el suelo virgen para los campos de maíz y bosques futuros, sobre los que la tierra se engrosa. El conserva nuestra posesión en un buen corazón.

HDT

(traducción Guillermo Ruiz)

(Tintes Otoñales, 22 de noviembre de 2009)

El canto de los árboles es también el nuestro:

"repite viejos conjuros fábulas y leyendas

así ganarás aquel bien que no ganarás nunca

repite esas grandes palabras repite porfiado

como los que murieron en la arena al cruzar el desierto

(…)

Sé fiel Ve"

(Zbigniew Herbert, “El mensaje del Señor Cogito”, traducción de Jerzy Slawomirski y Anna Rubió, citado por Adam Zagajewski: "Observaciones acerca del estilo sublime",Acantilado.Barcelona 2005)

 Primera vez aquí el 2 de agosto de 2014

 


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