Sunday, November 22, 2009

TINTES OTOÑALES (VII)









HOJAS CAIDAS

Quizás en la tarde de ese día, cuando el agua está perfectamente tranquila y llena de reflejos, remo tranquilamente corriente abajo y, entrando en el Assabet, alcanzo un recodo en calma donde inesperadamente me encuentro rodeado por miríadas de hojas, como compañeras de viaje, que parecen tener el mismo propósito o voluntad de propósito que yo.

Mira esta gran flota de dispersos botes de hoja entre los que remamos, en esta suave bahía del río, cada uno doblado hacia arriba en cada extremo por el trabajo del sol, cada nervadura como una rígida rodilla, como botes de piel y de todos los diseños. El de Caronte probablemente entre el resto, y algunos con elevadas proas y popas, como los navíos pausados de los antiguos, moviéndose escasamente en la tenue corriente-como las grandes flotas, las densas ciudades Chinas de botes con las que te mezclas al entrar en algún gran mercado, algún Nueva York o Cantón, a los cuales juntos nos aproximamos con parsimonia

Cuán gentilmente ha sido depositado cada uno en el agua¡.Ninguna violencia ha sido todavía usada contra ellos, aunque, quizás, corazones palpitantes estuvieron presentes en su botadura. Y patos de colores, también, el espléndido wood-duck (aix sponsa) entre ellos, vino a menudo a navegar y flotar entre las hojas pintadas-cascos de un modelo todavía más noble!.

Qué bebidas plenas de hierbas están disponibles ahora en los pantanos¡.Qué fuertemente medicinales pero ricos aromas de las hojas que caen¡.La lluvia que cae sobre las frescamente secas hojas y hierbas, y llena los estanques y agujeros en los que han caído limpias y rígidas, pronto las convertirá en té-verde, negro, marrón y amarrillo, de todos los grados de fuerza, bastante para poner a toda la naturaleza a alabar. Tanto si las bebemos como tales como si no, antes de que su fuerza sea extraída, estas hojas secadas sobre los grandes cobres de la naturaleza son de tan varios y puros tintes como los que pudieron hacer la fama de los tes orientales.

Cómo se mezclan, de todas las especies, roble y arce, nogal y abedul¡. Pero la naturaleza no es desordenada con ellas, es un perfecto cultivador, las almacena todas. Considera qué vasta cosecha es así depositada anualmente sobre la tierra. Esta, más que cualquier grano o semilla, es la gran cosecha del año. Los árboles están ahora repagando con interés a la tierra lo que tomaron de ella. Están descontando. Están añadiendo el grosor de una hoja a la profundidad del suelo. Esta es la bella vía en que la naturaleza consigue su abono mientras yo regateo con este hombre y aquel, quien me habla del sulfato y del coste del transporte. Todos son los más ricos por esta caída. Estoy más interesado en este grano que en el césped inglés o en el maíz. El prepara el suelo virgen para los campos de maíz y bosques futuros, sobre los que la tierra se engrosa. El conserva nuestra posesión en un buen corazón.

HDT

(Traducción Guillermo Ruiz)



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